Qatar, un pequeño emirato muy rico en hidrocarburos, rechazó la decisión llamándola “injustificada” y “sin fundamentos” y denunció que su objetivo es “poner al Estado (de Qatar) bajo tutela” y asfixiar económicamente al pequeño país.
Además de Arabia Saudita, otros países se unieron a la medida impulsada desde Riad, como lo son Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto, los que tomaron medidas tales como el cierre de los espacios aéreos y de los accesos terrestres y marítimos. Además se oficializó la prohibición de sus ciudadanos de viajar al emirato qatarí y vetar la entrada de éstos a sus países.
Aunque esta medida llamó bastante la atención de la opinión internacional debido a sus consecuencias inmediatas, esta decisión está rodeada de un largo expediente de desencuentros.
LOS MOTIVOS DEL QUIEBRE
En conversación con La Nación, el analista internacional Libardo Buitrago detalló esta crisis en Medio Oriente afirmando que “en este caso, los países que tomaron la medida de cortar relaciones con Doha han establecido sospechas de que Qatar no ha resuelto su información respecto a lo que ocurre con grupos terroristas, bien sean vinculados con el Estado Islámico (EI), inclusive con grupos cuya extensión podría terminar con Al Qaeda e incluso Irán”. Arabia Saudita ha estado presionando a otros países árabes para sumarse a su boicot contra Qatar afirmando que el país del golfo busca “socavar la estabilidad” y que habría hecho peligrar la seguridad interna de estos países. Para Librado Buitrago hay que corregir dos cosas en este contexto “efectivamente hay una disputa relacionada a las redes de apoyo, inclusive con los Hermanos Musulmanes, razón por la cual Egipto ha presionado tanto. Aquí hablamos de redes de soporte económico que podrían estar alojadas en Doha.“También se está metiendo en la ecuación una disputa entre Arabia Saudita e Irán en virtud a un posible grupo subterráneo que no observamos entre los gobiernos de Qatar e Irán, sumado a la estrategia comunicacional de la cadena televisiva Al Jazeera y a las acusaciones vinculadas al terrorismo, le ponen un condimento político muy potente al conflicto”.
EL EFECTO TRUMP
Resulta curioso que estas tensiones se produzcan sólo a una semana del acuerdo entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump y el gobierno de Arabia Saudita. En esa instancia el presidente estadounidense hizo un llamado público a las naciones de esa zona a “expulsar de sus tierras el terrorismo”, lo que hace suponer que algo de esto se habló en privado.Qatar le pone un punto muy difícil a Estados Unidos ya que el país norteamericano tiene una gran base aérea en Al Udeid, al suroeste de Doha, donde están estacionados 10.000 de sus soldados.
Esta situación es aún más complicada cuando el mismo Donald Trump afirmó esta jornada que el aislamiento de Qatar podría marcar “posiblemente el principio del fin del horror del terrorismo”, indicando que “todos los elementos apuntan hacia Qatar” aludiendo su posible financiamiento del extremismo islámico.
Los países del Golfo advirtieron “que adoptarán una línea dura contra el financiamiento del extremismo y todos los elementos apuntan hacia Qatar”, escribió Trump en su cuenta de Twitter. Esta es la crisis más grave desde la creación en 1981 del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), formado por Arabia Saudita, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán y Qatar.…extremism, and all reference was pointing to Qatar. Perhaps this will be the beginning of the end to the horror of terrorism!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 6 de junio de 2017
Este último ha ocupado siempre un lugar aparte en el CCG, prosiguiendo su propia política regional, la que impulsó gracias a la riqueza que logró con el petróleo, y afirmando su influencia a través del deporte, en especial con la organización del Mundial 2022 de fútbol, y de los medios de comunicación con la cadena Al Jazeera.
Las autoridades saudíes anunciaron, de hecho, el cierre de las oficinas de Al Jazeera en Riad y retiró su licencia a la cadena acusándola de alentar a “los grupos terroristas”.