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Corte de Apelaciones de Santiago eleva condenas de exuniformados por secuestro y homicidio de Víctor Jara

Las condenas de Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Haase Mazzei, Ernesto Bethke Wulf, Juan Jara Quintana y Hernán Chacón Soto quedaron fijadas en 15 años y un día, en calidad de autores por los homicidios perpetrados, y a 10 años y un día de presidio por secuestro calificado.
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La Octava Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago aumentó la condena de siete exuniformados del Ejército por su participación en los delitos de secuestro y homicidio calificado contra el cantautor nacional Víctor Jara, y el director de prisiones, Littré Quiroga, en septiembre de 1973.

De esta manera, las condenas de Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Haase Mazzei, Ernesto Bethke Wulf, Juan Jara Quintana y Hernán Chacón Soto quedaron fijadas en 15 años y un día, en calidad de autores por los homicidios perpetrados, y a 10 años y un día de presidio por secuestro calificado.

Y es que el aumento de esta sentencia radica precisamente por la recalificación de secuestro simple a secuestro calificado, “atendido lo gravedad de los hechos que fueron víctimas y los malos tratos a los que fueron sometidos durante su prisión en el entonces Estadio Chile”.

Por su parte, el exoficial Rolando Melo Silva deberá purgar 5 años y un día de presidio, por su rol de encubridor de los homicidios, y 3 años y un día de presidio como encubridor de los secuestros.

“Por detención se comprende la aprehensión de una persona privándola de su libertad, obligándola a estar en un lugar contra su voluntad; y por encierro, el mantener a una persona en un lugar desde el cual no pueda escapar aunque el espacio tenga salidas, siendo que en el caso de autos, las víctimas fueron secuestradas sin que mediara orden alguna de autoridad competente; luego, fueron mantenidas en precarias condiciones y sometidas a interrogatorios ilegales y maltrato físico permanente entre el 12 y el 15 de septiembre de 1973”, dice el fallo.

En adición, se menciona que “en el caso de Víctor Jara Martínez, se le refiere en ese mismo período como visiblemente deteriorado física y anímicamente, con su rostro hinchado con innumerables hematomas, manos ensangrentadas y deformadas, cuyos dedos evidentemente fueron quebrados o fracturados, puesto que se doblaban con facilidad. Fue interrogado ilegalmente y seguidamente sometido a torturas que podían durar toda la noche”.

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