La noche de este jueves terminó el polémico Título 42 en EEUU, normativa que permitía la expulsión de migrantes en el país, y que llegó a su fin a las 21:59 horas locales de El Paso, Texas, lugar donde se espera la llegada de un gran flujo de refugiados.
La medida había sido interpuesta en el gobierno de Donald Trump, bajo el contexto de un cuidado sanitario por el Covid-19, y en su momento causó la indignación de diferentes organizaciones de derechos humanos.
El levantamiento de la norma, se ha especulado que producirá un ambiente de conflicto entre los sectores progresistas y conservadores, donde estos últimos temen una política de puertas abiertas a la migración.
Por su parte, aproximadamente a las 15:15 horas iniciaron las operaciones de las autoridades, en el sur de la frontera entre la valla y el río Bravo, donde se veían unas 400 personas tratando de ingresar al país. Rápidamente se trasladó a los migrantes más vulnerables, sobre todo menores, en un autobús y varias furgonetas.
En este sentido, el secretario de Seguridad Nacional estadounidense, Alejandro Mayorkas, señaló que “a partir de esta noche, la gente que llegue a la frontera sin utilizar las vías legales se considerará no apta para recibir asilo. Estamos listos para procesar y apartar de manera humana a los que no tengan base legal para permanecer en EEUU”, y añadió que “no se crean las mentiras de los traficantes de personas. La frontera no está abierta”.
De esta forma, a partir de ahora se aplicará el Título 8, norma que históricamente ha regido la migración en Estados Unidos. En la misma línea, el gobierno de Joe Biden anunció que consideran “no aptos” para solicitar asilo a las personas que crucen de manera irregular la frontera, y que también no hayan pedido la protección en un tercer país durante su viaje a EEUU.
En total, el ejército reforzará la vigilancia con 1.500 soldados, y el Estado envió personal de la Guardia Nacional. Además, la ciudad de El Paso habilitó 4.500 camas para recibir refugiados.