Los libros con temáticas terroríficas, de misterio, thriller han sido los favoritos –aseguran algunos editores- durante la pandemia y en estos tiempos donde abunda la inseguridad e incertidumbre.
El periodista y escritor, Juan R.Chapple, ha vivido esta experiencia con su última entrega “El día más salvaje”, conformado por diez cuentos donde se cruzan la penumbra, el misterio, el horror y el miedo, y que ha tenido muy buena llegada entre los lectores. El texto ganó el Concurso de Creación Literaria del Fondo del Libro y la Lectura (2017). El 18 de noviembre próximo, el autor estará participando en la Feria del Libro de Rancagua.
Chapple remarca a La Nación que “Lovecraft decía que el miedo es la emoción más antigua del ser humano. Así también E. F. Benson, uno de los grandes contadores de historias de fantasmas del siglo XIX en Inglaterra, decía que el miedo es la más absorbente y lujosa de las emociones. Esto lo decía porque cuando tú tienes miedo te abstraes de todo lo demás… El miedo es una emoción que te atrapa y somete en cierto sentido. Literariamente hablando también pienso que pasa eso”.
El también editor dice que él valora en este tipo de literatura “que conjuntamente con que tengan el componente terrorífico, te dejan resonando otras cosas, otras cuerdas del espectro literario. Que te hacen pensar, que proponen un simbolismo que no se agota en una lectura y al mismo tiempo logran emocionarte y llevarte al filo. Por una parte nos puede repeler, pero por otra nos hechiza… son lo que ha llamado alguien por ahí, las paradojas del corazón”.
Reflexiona lo que un texto que explora en el miedo puede producir en el lector: “Sin duda que el miedo es rechazado en algunas oportunidades porque muchos no quieren confrontarse con ese espejo oscuro que normalmente propone este tipo de literatura, o no quiere verse las caras con sus propios monstruos, que dicho sea de paso, todos tenemos. Pero, claramente, el buen terror, la buena literatura de horror ejerce una fascinación difícil de describir y de contrarrestar, una atracción que se hace visceral muchas veces e intelectual en otras… Hacer buen terror es tan difícil como realizar buena comedia, y eso el lector lo premia”.
Juan Chapple, que trabajó varios años en prensa escrita de alcance nacional, es autor además de “Vertederos” (Calabaza del Diablo, 2005) y del libro de prosa poética “Un astro umbrío en el pérfido día brillante” (Calabaza del diablo, 2014). “Memorias de un corazón de fuego” (2017), libro del género referencial, es su última obra publicada. Asimismo, en el ámbito de la publicación privada, ha escrito una serie de biografías familiares.
“El día más salvaje” atrapa a los lectores, según los comentarios que ha recibido. “El otro día me decían desde una librería que había entrado una niña de 11 años a comprar el libro; directamente, existe hoy una masa lectora juvenil, que le da tres chirlos a sus propios padres no lectores, que no han agarrado un libro desde el colegio, y esas realidades se nos escapan”, relata.
¿A qué atribuyes el éxito que ha tenido “El día más salvaje?
-Creo que hay varios factores, mucho más allá de los tiempos que corren, pero seguramente la sensibilidad con aquello algo tendrá que ver. Quizás no soy yo el que deba hablar de mi propia obra en ese sentido, pero cierta crítica ha encontrado aquí agua fresca, que escapa al terror tradicional, porque “El día más salvaje” se hace preguntas, sin panfletos, sobre el escenario social, político y espiritual del Chile y del mundo de hoy.
Añade: “Creo que esa es una de las claves, y la visión de muchos lectores a estas alturas me ha refrendado aquello de manera muy clara cada vez que tengo un encuentro público, en las redes sociales. Ese feedback me dice, y aquella es mi secreta pretensión, y la secreta pretensión de cualquier escritor, de que este se convierta en un libro que no se lea una vez, ni una temporada, para pasar como el best seller de turno, sino que se instale como un long seller en el alma de la lectura nacional, porque más que entregar respuestas, hace esas preguntas terribles que no nos queremos hacer cuando nos miramos al espejo cada mañana”.
“Por lo mismo, pienso que el libro y sus 10 cuentos, van estableciendo una conexión misteriosa, a ratos mágica y reveladora con el lector que ya se ha acercado a él -hay personas que ya lo han leído dos o tres veces, lo que es fantástico- y el lector potencial que está por acercarse a este. Además de eso, el libro propone 10 -11 si contamos el cuento oculto- viajes al espacio del imaginario, y del nervio oscuro del ser humano”, apunta.
En estos tiempos de pandemia e incertidumbre, ¿qué busca el lector en este tipo de literatura?, ¿qué los atrapa en estos relatos?
-Este es un libro que no solo está pensando o que apela a un público devoto del terror, sino que a un amplio público, a un lector inquieto, preocupado de su espíritu e identidad, ya que todos los personajes del libro se buscan, aunque su lugar sea muy oscuro; ahí existe una clave de lectura y de conexión con el lector. Pienso que el terror es un género vilipendiado y despreciado a ratos, a veces injustificadamente; trabajarlo seriamente, es muy difícil, tanto como la buena comedia. Es muy exigente y, al mismo tiempo, necesita salir de los lugares comunes.
“Creo que este libro, por lo mismo, propone otros recorridos, aborda otros paisajes humanos, mentales, humanos y de ultratumba, está recorrido por otros deseos, obsesiones y delirios que los tradicionales aunque por supuesto establece un diálogo con la tradición, como Edgar Allan Poe, la Bombal, entre muchos otros. Y aquello el público poco a poco lo ha ido captando y, por ende, entregando su curiosidad y ojo crítico, aunque no se haya acercado nunca al género. Existe en ‘El día más salvaje’ y otros cuentos de la penumbra, una búsqueda, una necesidad de experimentación y un afán por recorrer territorios diferentes del alma humana”.
Tal vez se ven reflejados, se proyectan en la oscuridad de estos textos.
-Pienso que existe un posible y metafórico espejo. El cuento “El día más salvaje” fue como una premonición imaginaria, bestial, salvaje, del estallido chileno en cierto sentido. En La música del paraíso se trata de una alegoría dictatorial. Y los otros cuentos presentan distintas zonas penumbrosas del alma humana representada en estos personajes y con los cuales el lector puede eventualmente identificarse, o cuestionarse y, por qué no, elevarse en las revelaciones que tanto la escritura propone como las temáticas y el texto urde.
En tu libro “Vertederos” hablas de la ruina, la debacle. Si tuvieras que escribir un libro sobre el escenario actual, la inflación a nivel global, la incertidumbre que nos rodea, ¿cómo lo llamarías?
-“Vertederos” (2005) fue el punto de partida de toda mi trayectoria literaria personal, porque el impulso literario viene de mucho más atrás. Y, efectivamente, ese libro inauguró un ciclo de escritura y de cuestionamiento sobre ciertos tópicos de nuestra convivencia, sobre la vida de la ciudad, sobre la historia y la sociedad bastante oscuro, pero que no deja de ser, creo yo, luminoso, en el tipo de revelaciones que podría entregar la escritura misma, el tono poético y las pesquisas y tribulaciones de los personajes.
Por otro lado, si tuviera que ponerle nombre y apellido al momento actual y a un libro debería ser algo así como “Cuervos hambrientos en el alma negra del mundo”.
¿Tu próximo libro también será de relatos en la penumbra?
-Estoy preparando muchas cosas. Entre ellas, avanzo con el texto por el cual me vuelvo a ganar, agradecidamente, el concurso de Creación literaria del Fondo del libro y la lectura de este año. Se trata de un libro para jóvenes, también con un tono bien furibundo, y sin hacer muchas concesiones: pienso que los adolescentes hoy están leyendo más que en mucho tiempo y que debemos fomentar aquello para que se transformen en futuros lectores. Un país de futuros lectores, es un país de la lluvia buena y no el de la sequía humana, espiritual, intelectual, social y conversacional. Por otra parte, estoy revisando el nuevo libro de cuentos, efectivamente, penumbrosos, primo hermano de “El día más salvaje” y que creo ampliará la discusión que deja planteada el propio “El día más salvaje”, con tópicos y andanadas que apuntan a lugares similares, pero a la vez disímiles y muy distintos. Asimismo, está casi lista una novela que espero vea la luz pronto y que incide sobre el mundo de las plantaciones forestales y que también tiene un tono penumbroso y cuestionador. Junto con ello, se han agolpado muchas cosas… avanzo en una novela que ya tiene 850 páginas y que aún no tiene resolución…