Por su escenario pasaron los más renombrados folcloristas latinoamericanos, cuando la mayoría de ellos no era más que un puñado de jóvenes ávidos de mostrar un estilo musical hasta entonces prácticamente desconocido en Europa. Y tanto impactaron que prestigiosos intelectuales y artistas galos, entre ellos la incomparable Brigitte Bardot, nutrieron cada noche la concurrencia.
En el cabaret “L’Escale”, ubicado en el mítico Barrio Latino de París, se afincó en dos períodos Violeta Parra. Primero, justo a mitad de los años 50, en su primer viaje a Europa, y luego en los primeros años de la década del 60′, en su segunda y última estadía en el viejo continente. En ese local, durante muchas noches, mostró su talento ante un público que poco y nada sabía de la música campesina de nuestro país.
También se hicieron conocidos sus hijos, Isabel y Ángel. A ellos su estadía en Francia y su paso por la “L’Escale” no solo les sirvió para darse a conocer. También los ayudó a imaginar y atreverse -ya de regreso en Chile con cuatros, charangos y quenas en sus maletas- a replicar el concepto de cafés o cabarets musicales parisinos con la apertura de la Peña de Los Parra. El mítico local funcionó en una casona ubicada en calle Carmen, la que les fue cedida por el músico y pintor chileno Juan Capra, que también por esos años residió en Francia cantando y pintando.
Tiempo después, entre otros también pasaron por “L’Escale” Quilapayún, Patricio Castillo (miembro en distintas etapas del célebre grupo chileno) y la cantante Mariana Montalvo, nombres mayores de la música chilena en el exilio.
“L’Escale”, en fin, quedó para siempre ligada al desarrollo de la música folclórica nacional, particularmente de la Nueva Canción Chilena.
El SUEÑO DE BOLÍVAR HECHO REALIDAD
Más allá del vínculo con nuestro país, el cabaret atrajo a muchos músicos de toda América Latina.
Argentinos, venezolanos y paraguayos primero, chilenos y de otros países hermanos después. Grupos andinos que se hicieron célebres, como Los Calchakis, Los Incas y Pachacamac, hicieron escuchar sus primeros sones en el estrecho local de calle Monsieur Le Prince número 15.
Frecuentemente, entre el público que se apretujaba en la estrechez del local estaba Atahaulpa Yupanqui, que se dejaba caer allí para disfrutar del canto de sus hermanos de ruta.
Pero también estuvieron más de una vez hombres insignes de nuestras letras, como Pablo Neruda, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier y Gabriel García Márquez. Este último, fiel a la sangre caribeña que corría por sus venas, subía al escenario a hacer sonar con destreza maracas que alegraban hasta el más serio de los espectadores.
Más de alguno de los entrevistados en el documental no dudan en afirmar que en pleno París, al menos en lo musical, se hizo realidad el sueño de Simón Bolívar, de una sola gran patria grande latinoamericana. Si hasta Ray Barreto, jazzista estadounidense de origen puertorriqueñoy precursor de la salsa neoyorquina, actuó en “L’Escale”, aunque él y su banda se instalaban en el piso inferior del cabaret, dedicado a la música bailable y cuya pista se atiborraba de latinos y franceses sedientos de mover sus cuerpos más que de escuchar canciones.
45 MINUTOS DE MAGIA Y RECUERDOS
Una oportunidad para conocer su historia -teñida de música y bohemia- es el documental “L’Escale”, del realizador francés Antoine Sextier, que será mostrado en la próxima versión del “Inedit Chile”, festival internacional de cine documental musical, que se desarrollará entre el 7 y el 12 de diciembre en Santiago.
Sextier, también ingeniero de sonido, es casado con chilena y fue a través de su esposa que conoció la música latinoamericana y sucumbió ante su grandeza.
A tanto llegó su amor por nuestra música vernácula que cuenta con una colección de cientos de discos, preferentemente andinos. Se convirtió en un conocedor profundo de sus sones y armonías y también en su promotor. Años atrás condujo dos programas transmitidos por la Radio de la Universidad de Chile. Co condujo entre 2013 y 2015 “Perspectivas de la Nueva Canción Chilena”,y condujo en 2016 “Nuevas Perspectivas”, siempre analizando desde Francia este movimiento y su reconversión posterior en música del exilio.
Para montar el documental que narra la vida de “L’Escale”, Sextier se tomó ocho años a través de su productora Resonnance Films. El resultado es un documental de 45 minutos, lapso en el que desfilan los testimonios de diez protagonistas del fenómeno en que se convirtió este pequeño cabaret comprado en el año 1961 por el grupo Los Machucambos, cuyos integrantes lo convirtieron en el epicentro de la música latina parisina. Entre otros, están los recuerdos con tinte chileno de Patricio Castillo, Ángel Parra y Sergio Arriagada (músico integrante de Los Calchakis), los dos últimos fallecidos no hace mucho.
Antes de ser mostrado en “Inedit Chile”, entre fines de septiembre y principios de octubre el documental ya fue exhibido con éxito en Estrasburgo, Bruselas y París. Su posterior distribución en nuestro país estará a cargo de Cintamani Films.
Testimonios e imágenes históricas se entremezclan para retrotraer al pasado a los espectadores y hacerlos cómplices de una época y de un suceso musical que no vivieron, pero cuyos ecos aún perduran y que finalmente han llegado a Chile, la tierra de Violeta.