Julio Barreto, jefe de Intervención del SAMU Metropolitano, dice que “el factor clave es la responsabilidad: en muchos de estos accidentes hay actitudes temerarias, al ejecutar acciones arriesgadas sin el entrenamiento adecuado o sin conocer el lugar”.
Hace algunos días un joven de 18 años murió en el río Blanco, en Curacautín, tras lanzarse un “piquero” y golpear su cabeza, lesionándose y siendo arrastrado por la corriente.
Su deceso reactivó la preocupación por este tipo de graves accidentes, que aumentan en temporada estival por la masiva presencia de veraneantes en playas y balnearios de todo el país.
Los traumatismos por una zambullida o “piquero” mal ejecutado pueden causar desde lesiones en el cráneo como un TEC, hasta fracturas de columna, que provoquen una paraplejia o cuadraplejia, e incluso la muerte.
Julio Barreto, jefe de Intervención del Samu Metropolitano, dice que “el factor clave es la responsabilidad: en muchos de estos accidentes hay actitudes temerarias, al ejecutar acciones arriesgadas sin el entrenamiento adecuado o sin conocer el lugar. Por ejemplo, personas que ignoran la profundidad de la piscina y se golpean con el fondo, desconocen si hay rocas, embarcaciones u otras personas o la variación del nivel del agua y se golpean al saltar en playas, ríos o lagos”.
Aunque se registran mayoritariamente en balnearios de regiones, también hay casos en piscinas de la capital y los afectados son sobre todo jóvenes de 20 a 30 años.
PREVENCIÓN
Barreto menciona siete medidas de prevención que se deben tener en cuenta:
► Evitar el ingreso a piscinas o balnearios de personas bajo efecto del alcohol, drogas o medicamentos que puedan alterar su estado de alerta (como ansiolíticos).
► No lanzarse piqueros o clavados, en especial desde altura, si no se conoce la técnica y no se cuenta con la condición física y el entrenamiento adecuado para realizarlos.
► Cuidar las zambullidas en lugares desconocidos o prohibidos. En el caso de las piscinas, revisar la profundidad antes de ingresar al agua.
► Evitar los juegos bruscos dentro del agua o en el borde de las piscinas.
► No correr en el borde de las piscinas.
► No bañarse en zonas establecidas para deportes acuáticos o de navegación.
► No realizar acciones imprudentes o temerarias, ya que puede provocar secuelas de por vida.
CÓMO ACTUAR ANTE UN ACCIDENTE EN EL AGUA
► Lo primero, si el afectado aún está en el agua, es sacar a la persona y ubicarla boca arriba en una superficie plana y dura. Lo más inmediato y fácil es el mismo suelo del lugar. En paralelo, dar inmediato aviso al fono de Emergencia 131.
►Evaluar el nivel de respuesta de la persona. Es clave si hay reacción y si la persona afectada siente dolor o puede mover sus extremidades.
► En todo momento se debe tener precaución extrema al movilizar la columna cervical, o sea la cabeza. Todo movimiento debiera hacerse en bloque, sin generar rotación, ni tracciones o movimientos laterales de la cabeza. Es decir, mantener cabeza, cuello y tronco alineados. La espalda lo más extendida posible, al igual que el cuello, por lo que se aconseja levantar el mentón. La cabeza alineada respecto al eje del cuerpo.
► Si se requiere poner de lado al paciente, debe hacerse con una persona tomada de la cabeza con dos manos, por lado y lado, acompañando al movimiento del cuerpo.
► En caso que la persona no respire, despejar las vías aéreas y hacer Reanimación Cardiopulmonar (RCP) básica.
► El traslado a un servicio de urgencia sólo se puede hacer cuando esté absolutamente inmovilizada, por lo que lo óptimo es esperar que llegue al lugar un servicio de rescate.
SECCIÓN: Vida y Estilo
AUTOR: Patricia Schüller G.
FUENTE: La Nación