El proyecto del presidente de la FIFA Gianni Infantino de ampliar a 48 equipos el Mundial 2022 de fútbol en Qatar, lo que supondría extenderlo a algún país vecino, podría provocar un aumento de las tensiones diplomáticas en la región, advierten los analistas.
Qatar, inicialmente seleccionado por recibir una competición con 32 equipos, no tiene capacidad estructural para albergar una competición con 48 selecciones.
Los partidos suplementarios podrían organizarse en Kuwait u Omán, dos países que se han apartado de la crisis del Golfo que estalló en 2017 entre Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Egipto, por un lado, y Qatar por el otro.
Lejos de convertir una región políticamente turbulenta en más armoniosa, la propuesta de la FIFA podría abrir aún más las heridas y situar a Kuwait y Omán, además de a Qatar, en una posición todavía más delicada frente al bloque que lidera Arabia Saudí, peso pesado del Medio Oriente.
“La idea de una Copa del Mundo que incluya a Kuwait y Omán, pero no a Arabia Saudí o los Emiratos podría suponer una amargura considerable en Ryad y Abu Dabi”, añade.
Para pasar de 64 partidos (en un formato de 32 equipos) a 80 (con 48 selecciones), se tendrían que organizar partidos fuera de Qatar, en un país vecino. “Ningún país es favorito, cinco pueden manifestarse: Baréin, Kuwait, Arabia Saudí, Omán y Emiratos”, señala una fuente próxima a la FIFA.
Debido a la crisis política, parece complicado en este momento que Arabia Saudí, Emiratos y Baréin puedan coorganizar el gran evento con Qatar.
En junio de 2017 Qatar fue objeto de un embargo diplomático y económico por parte de Ryad y sus principales aliados nacionales, que acusaron a Doha de apoyar a grupos islamistas radicales y le reprochan su acercamiento a Irán, el gran rival de Arabia Saudí.
Qatar rechazó las acusaciones de apoyo a grupos extremistas y acusó a sus adversarios de querer reducirlo a un Estado vasallo.
Kuwait y Estados Unidos han intentado mediar, pero sin éxito.
Andreas Krieg, del King’s College de Londres y que fue consejero del gobierno catarí, reconoce que Kuwait y Omán “tienen problemas con Arabia Saudí y Emiratos”.
Las tensiones entre Kuwait y Arabia Saudí vienen del reparto de áreas petrolíferas, mientras que Omán fue criticado por presuntamente haber dejado pasar la entrega de armas iraníes, a través de su territorio, a rebeldes yemenistas contrarios a Ryad.
FIFA presentó la semana pasada en Miami un estudio de fiabilidad que recomendaba ampliar el número de equipos en 2022. “Hemos llegado a la conclusión de que es posible pasar de 32 a 48 si se cumplen algunas condiciones”, dijo Infatino. La decisión final se anunciará en junio en París.
La UEFA ya manifestó que considera la expansión “no realista”.
La ampliación se traduciría en 16 partidos suplementarios disputados en los mismos 28 días del torneo. Los expertos se preguntan si los estadios y las infraestructuras de Kuwait y Omán responderán a los rigurosos criterios de la FIFA.
Con todos estos interrogantes, es poco probable que la Copa del Mundo sea la panacea política, afirma James Dorsey, investigador de la Rajaratnam School of International Studies de Singapur y autor de ‘The Turbulent World of Middle East Soccer’.
“La crisis del Golfo no se resolverá jugando al fútbol”, pronostica.
Qatar, inicialmente seleccionado por recibir una competición con 32 equipos, no tiene capacidad estructural para albergar una competición con 48 selecciones.
Los partidos suplementarios podrían organizarse en Kuwait u Omán, dos países que se han apartado de la crisis del Golfo que estalló en 2017 entre Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Egipto, por un lado, y Qatar por el otro.
Lejos de convertir una región políticamente turbulenta en más armoniosa, la propuesta de la FIFA podría abrir aún más las heridas y situar a Kuwait y Omán, además de a Qatar, en una posición todavía más delicada frente al bloque que lidera Arabia Saudí, peso pesado del Medio Oriente.
Cinco potenciales candidatos
“Hay un riesgo muy real de que la ampliación de la Copa del Mundo a Kuwait u Omán haga a estos dos países más vulnerables y sufran la misma presión regional que tiene Qatar desde 2017”, señala Kristian Coates Ulrichsen, investigador en la Universidad de Rice.“La idea de una Copa del Mundo que incluya a Kuwait y Omán, pero no a Arabia Saudí o los Emiratos podría suponer una amargura considerable en Ryad y Abu Dabi”, añade.
Para pasar de 64 partidos (en un formato de 32 equipos) a 80 (con 48 selecciones), se tendrían que organizar partidos fuera de Qatar, en un país vecino. “Ningún país es favorito, cinco pueden manifestarse: Baréin, Kuwait, Arabia Saudí, Omán y Emiratos”, señala una fuente próxima a la FIFA.
Debido a la crisis política, parece complicado en este momento que Arabia Saudí, Emiratos y Baréin puedan coorganizar el gran evento con Qatar.
En junio de 2017 Qatar fue objeto de un embargo diplomático y económico por parte de Ryad y sus principales aliados nacionales, que acusaron a Doha de apoyar a grupos islamistas radicales y le reprochan su acercamiento a Irán, el gran rival de Arabia Saudí.
Qatar rechazó las acusaciones de apoyo a grupos extremistas y acusó a sus adversarios de querer reducirlo a un Estado vasallo.
Kuwait y Estados Unidos han intentado mediar, pero sin éxito.
Andreas Krieg, del King’s College de Londres y que fue consejero del gobierno catarí, reconoce que Kuwait y Omán “tienen problemas con Arabia Saudí y Emiratos”.
Las tensiones entre Kuwait y Arabia Saudí vienen del reparto de áreas petrolíferas, mientras que Omán fue criticado por presuntamente haber dejado pasar la entrega de armas iraníes, a través de su territorio, a rebeldes yemenistas contrarios a Ryad.
Dos bloques de tres países
“El proyecto de la FIFA de ampliar a otro país la Copa del Mundo reforzará el sentimiento de que el Golfo está dividido en dos bloques de tres países cada uno”, considera Krieg.FIFA presentó la semana pasada en Miami un estudio de fiabilidad que recomendaba ampliar el número de equipos en 2022. “Hemos llegado a la conclusión de que es posible pasar de 32 a 48 si se cumplen algunas condiciones”, dijo Infatino. La decisión final se anunciará en junio en París.
La UEFA ya manifestó que considera la expansión “no realista”.
La ampliación se traduciría en 16 partidos suplementarios disputados en los mismos 28 días del torneo. Los expertos se preguntan si los estadios y las infraestructuras de Kuwait y Omán responderán a los rigurosos criterios de la FIFA.
Con todos estos interrogantes, es poco probable que la Copa del Mundo sea la panacea política, afirma James Dorsey, investigador de la Rajaratnam School of International Studies de Singapur y autor de ‘The Turbulent World of Middle East Soccer’.
“La crisis del Golfo no se resolverá jugando al fútbol”, pronostica.