Las mujeres chilenas tendrán por primera vez la posibilidad de redactar en igualdad de número una nueva Constitución, en caso de aprobarse una “convención constitucional” con el triunfo de la opción “Apruebo” en el plebiscito.
Los chilenos pueden elegir también, si gana la opción de redactar la nueva Constitución, una “convención mixta”, integrada en parte iguales por parlamentarios en ejercicio y constituyentes elegidos para la ocasión, pero este órgano no asegura la paridad.
La Carta Magna puede también permanecer igual si gana la opción “Rechazo”.
En uno de los mayores logros del potente movimiento feminista chileno, el Congreso aprobó en marzo una inédita ley que asegura la paridad de género en las candidaturas para la “convención constitucional” que se conformará si se impone esa opción en el plebiscito, que plantea las dos interrogantes: si se reforma o no la Carta Magna y a través de qué tipo de convención.
“Es una reivindicación feminista desde años y quisiéramos que la paridad no fuera únicamente en el sistema político, sino también en todos los sectores tanto privados como públicos”, dijo a la AFP Rosa Moreno, presidenta del partido político en formación Alternativa Feminista.
TEMÁTICAS FEMENINAS
En un país con una baja participación laboral femenina (36%) y representación política (menos del 20% en el actual Congreso) existe expectativa sobre los temas que las mujeres puedan aportar en caso de participar de la redacción de una nueva Constitución.
“Las mujeres actúan y reflexionan y presentan proyectos desde su perspectiva, que es distinta de la de los hombres. Tenemos, por ejemplo, el tema del aborto, que es una reivindicación de hace muchísimos años y son los hombres los que deciden por nosotras. No puede ser”, afirma Moreno.
Para Claudio Fuentes, académico en Ciencias Políticas y profesor de la Universidad Diego Portales, “el que haya una representación equilibrada de hombres y mujeres favorece los intereses de las mujeres, porque en general en el caso de Chile han sido ellas quienes han colocado temas asociados a los intereses y problemáticas asociadas a la mujer”.
De esta forma, agrega Fuentes a la AFP, “la articulación y presión de las mujeres ha permitido colocar en la agenda pública ciertos temas que de otra forma los hombres en el Congreso no los habían colocado”.
Después de años de discusión, recién en 2017 las mujeres chilenas lograron que el Congreso aprobara una ley de aborto terapéutico, que permite la interrupción del embarazo en caso de violación, riesgo de vida para la madre o inviabilidad fetal. Hasta ese año, Chile era uno de los pocos países en el mundo que no permitía la interrupción del embarazo por ninguna causal.
Y hace pocas semanas, se terminó con una antigua normativa que le prohibía a las mujeres -no así a los hombres- volver a casarse hasta 270 días después del divorcio con lo que se buscaba evitar dudas sobre la paternidad de los hijos.
En las calles, las mujeres celebran la posibilidad de poder escribir por primera vez una Constitución.
“A estas alturas en el siglo XXI no tendríamos que estar discutiendo esto, pero si se abre la puerta a que esté representado el ámbito femenino, es correcto, es lo justo y necesario. Nosotras tenemos una visión de país que debe estar representada”, dice a la AFP, Lorena, que manifestaba el pasado viernes en la Plaza Italia de Santiago, epicentro de las masivas manifestaciones sociales que estallaron hace un año.
En el país que el año pasado vio nacer al colectivo feminista LasTesis, elegido por la revista Time como uno de los líderes más influyentes de este 2020 tras popularizar en el mundo su performance “Un violador en tú camino” sobre la violencia machista, las mujeres todavía tienen muchos temas para abordar.
Un proyecto de ley de aborto libre fue presentado al Congreso, pero las mujeres buscan también avanzar en temas prioritarios como la igualdad salarial, en el reconocimiento al trabajo doméstico y el derecho a la vida sin violencia, según una encuesta de la Corporación Humanas.