Es que nuestros clubes no se han caracterizado precisamente por entregarnos alegrías a nivel continental. Salvo la Universidad de Chile 2011-2012 de Jorge Sampaoli (campeón de la Copa Sudamericana 2011 y semifinalista de la Copa Libertadores 2012), el Colo-Colo 2006 (finalista de la Copa Sudamericana) o la Universidad Católica (que hizo semis en dos ediciones de la Sudamericana), poco. Casi nada.
Por ahí se puede rescatar la llave en donde un complicado Cobreloa elimina a Peñarol en la Sudamericana 2013 o la campaña del modesto Palestino que Nicolás Córdova llevó a cuartos de final en la Sudamericana 2016, eliminando incluso a Flamengo en Brasil.
Pero lo cierto es que, salvo contadas excepciones, nos ha tocado sufrir con nuestras instituciones en el último tiempo. Y no parece cambiar.
Excusas hay muchas: Que los torneos nacionales no se jugaban al mismo tiempo que los internacionales; que haber permitido tener 7 extranjeros le hizo mucho daño a la planificación de los clubes; que no hay plata (¡mentira!); que el torneo corto no beneficia los procesos; y un largo etcétera.
Y la cosa no parece cambiar. Ya con “La Roja” fuera de Rusia 2018, nos quedamos sin argumentos para defender nuestro fútbol. Al menos ante nuestros vecinos. Porque, seamos sinceros, vemos con envidia al Jorge Wilstermann cuartofinalista de la pasada Copa Libertadores de América. Un equipo modesto en Bolivia, que cada año renueva su plantilla, que en infraestructura no tiene nada que nuestros clubes no tengan acá.
Lo peor, es que la situación no parece cambiar. Si bien Santiago Wanderers sorteó el primer escollo en las fases previas del máximo torneo continental, ahora se le vendrá pesado; mientras que la Universidad de Concepción, que hizo esfuerzos por reforzarse bien de acuerdo al mercado (Pedro Morales, Luis Pedro Figueroa, Jean Paul Pineda o Hans Martínez, entre otros), no le metió ni un susto a un Vasco da Gama que venía muy complicado con el tema de refuerzos y con grandes problemas económicos y dirigenciales. A pesar de esto, 6-0 global y fácil llave para el “Gigante da Colina”.
Los cariocas podrían llegar a ser rivales de la “U” y compartir grupo con Cruzeiro y Racing Club. Grupo difícil. Muy complicado, además de los nombres, porque los dirigidos por Ángel Guillermo Hoyos no encuentran el rumbo y saben (tal como lo dijo David Pizarro) que pueden hacer un papelón. Los hinchas se ilusionan, pero con el nivel que están mostrando sus rivales, la tarea será complicada.
El que parece mejor aspectado es Colo-Colo. Más allá de que Pablo Guede ya encontró el funcionamiento del equipo, siempre ayuda el no toparse en la fase de grupos ante equipos brasileños y argentinos. Si bien debería pelear el primer puesto con Atlético Nacional, sus otros rivales no deberían ser problema –en el papel– para que los albos vuelvan a instalarse después de harto tiempo en los octavos de final de la Libertadores. Siempre respetando al rival, Bolívar y Delfín de Ecuador, no le deberían amagar la clasificación a un equipo que se reforzó tan bien. Pasar es una obligación.
En Copa Sudamericana, Deportes Temuco, Everton y Unión Española tienen la obligación de pasar. Los tres equipos no juegan ante clubes de experiencia internacional y ya es hora de que nuestros representantes empiecen a avanzar un par de rondas. El que sí la tiene complicada es Audax Italiano, que jugará ante Botafogo: Si pierde, todo seguirá como lo venimos viendo en los últimos años, una nueva decepción para el fútbol chileno; si pasa, será una grata sorpresa.