La Policía de Grand Blanc en Míchigan confirmó que aumentó a cinco el número de fallecidos tras un tiroteo ocurrido este domingo en una iglesia mormona, donde además hubo ocho personas heridas.
El atacante, identificado como Thomas Jacob Sanford, murió en un enfrentamiento con dos agentes, elevando a cinco el total de muertos.
Dos de las víctimas fueron encontradas dentro de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, donde “cientos de personas” participaban del servicio religioso, según detalló la Policía.
El jefe de la institución, William Renye, indicó en rueda de prensa que dos de los fallecidos presentaban heridas de bala, de acuerdo con lo informado por NBC.
La Policía estatal informó que ha debido responder a amenazas de bomba en distintos puntos de la comunidad, algunas de ellas dirigidas también a iglesias, aunque resultaron ser falsas alarmas. El FBI asumió la investigación del caso “como un acto de violencia selectiva”.
Sanford utilizó un rifle de asalto y había servido en la Marina de Estados Unidos entre 2004 y 2008, donde alcanzó el rango de sargento y se desempeñó como mecánico. Según NBC, durante su carrera militar recibió varias distinciones, entre ellas la Medalla de Buena Conducta de la Marina, la Medalla de la Campaña de Irak, la de Servicio en la Guerra Global contra el Terrorismo y la de Servicio de Defensa Nacional.
El atacante estrelló su automóvil contra la iglesia antes de abrir fuego y luego incendiarla, en un hecho ocurrido cerca de las 10.25 horas de la mañana. A las 10:33, Sanford ya había sido neutralizado. En el lugar fueron encontrados además tres dispositivos explosivos improvisados.
La fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, informó que agentes del FBI se trasladaron al lugar de los hechos. “Tal violencia en un lugar de culto es desgarradora y escalofriante. Por favor, únanse a mí en orar por las víctimas de esta terrible tragedia”, expresó.
El presidente Donald Trump aseguró que seguía de cerca la situación y condenó el ataque. “Esto parece ser otro ataque dirigido contra los cristianos en los Estados Unidos de América. La Administración Trump mantendrá informada a la opinión pública, como siempre hacemos. Mientras tanto, RECEN por las víctimas y sus familias. ¡ESTA EPIDEMIA DE VIOLENCIA EN NUESTRO PAÍS DEBE TERMINAR, DE INMEDIATO!”, señaló.
