Tras descubrir hace pocas semanas el inusual planeta tipo Neptuno ultra caliente, un objeto ubicado a 260 años luz de la Tierra y que tarda 19 horas en dar la vuelta a LTT 9779 (su estrella), un equipo de científicos logró detectar un componente atmosférico aparentemente inexplicable, la presencia de moléculas, probablemente de monóxido de carbono.
“Estas son las primeras mediciones de este tipo, para un Neptuno ultra caliente, que prometen revelar mucho sobre la naturaleza de estos mundos extrasolares”, explicó James Jenkins, astrónomo del Departamento de Astronomía de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile.
“También encontramos que la temperatura del lado diurno del planeta, el lado que apunta constantemente hacia la estrella, es de alrededor de 2.000 grados centígrados. Al mirar fijamente a la estrella para observar el cambio de brillo a medida que el planeta pasa alrededor de su órbita, lo que permite medir la distribución de la temperatura alrededor del planeta. Descubrimos que hay una diferencia de alrededor de 1.000 grados entre ambos lados, siendo el lado donde la luz de su estrella no llega es de alrededor de 1.000 grados centígrados”, añadió el también investigador del Centro de Excelencia en Astrofísica y Tecnologías Afines CATA.
Jenkins señaló que lo anterior “significa que también hemos sido testigos de los efectos de los vientos que redistribuyen el calor alrededor del planeta, moviendo material caliente del lado del día al lado de la noche. Es probable que el planeta también tenga una atmósfera rica en metales, elementos más pesados que el helio”.
Jenkins fue quien proporcionó los datos al equipo de científicos norteamericanos y canadienses para establecer el modelo de la órbita y así poder analizarlo, para lo cual utilizaron el telescopio espacial Spitzer antes de que pusiera fin a sus operaciones a principios de este año.
El astrónomo de la Universidad de Chile indicó que ahora se concentrará en confirmar algunos de los resultados y responder a interrogantes cómo “¿Las moléculas son de monóxido de carbono o de otro elemento? ¿La atmósfera es rica en metales? ¿Qué otros nuevos instrumentos debemos usar en Tierra y en el espacio para continuar la investigación?”, concluyó.
Los resultados del hallazgo aparecieron en la revista The Astrophysical Journal Letters.