El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió este domingo a Armenia y Azerbaiyán que respeten la tregua humanitaria que comenzó a medianoche, y condenó los ataques contra civiles ocurridos el sábado por la disputa de la región de Nagorno-Karabaj.
Guterres se refirió a uno de los ataques más mortíferos contra civiles de esta región, en el que un misil alcanzó una zona residencial de la segunda ciudad de Azerbaiyán, Ganyá, matando a 13 personas el sábado, incluidos niños.
Armenia y Azerbaiyán acordaron un alto el fuego a partir de la medianoche, pero ambos se acusaron mutuamente de violar la tregua el domingo.
“La trágica pérdida de vidas civiles, incluyendo niños, por el último ataque reportado (…) en la ciudad de Ganyá es totalmente inaceptable, así como los ataques indiscriminados en cualquier área poblada”, indica un comunicado del portavoz de Guterres, Stéphane Dujarric.
“El secretario general apunta el último anuncio sobre el inicio de la tregua humanitaria el 18 de octubre y espera que ambas partes respeten plenamente este compromiso y reanuden sin demora negociaciones sustanciales”, añade.
Nagorno Karabaj, poblado en su mayoría por armenios cristianos, se separó de Azerbaiyán, país musulmán chiita de habla turca, poco antes de la desintegración de la Unión Soviética en 1991, dando lugar a una guerra que dejó 30.000 muertos en la década de 1990.
Desde 1994 rige un alto el fuego interrumpido a menudo por escaramuzas y enfrentamientos.
La declaración de independencia de la región no ha sido reconocida por ningún país, ni siquiera por Armenia, y sigue formando parte de Azerbaiyán bajo el derecho internacional.
Los combates que se iniciaron hace tres semanas, los más feroces desde la tregua de 1994, dejan cientos de muertos.
Este conflicto podría atraer a potencias regionales como Turquía, que respalda a Azerbaiyán, y Rusia, que tiene una alianza militar con Armenia.