El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, afianzó su poder en Venezuela al asumir el control del Parlamento en unas elecciones duramente criticadas por Estados Unidos, la Unión Europea y varios países de América Latina, y elogiadas por Rusia, uno de sus principales aliados.
Las elecciones del domingo fueron boicoteadas por los principales partidos políticos opositores, liderados por Juan Guaidó, denunciándolas como fraudulentas. Hubo apenas una participación de 31%.
La alianza de partidos que apoyan a Maduro se llevó 67,6% de los 5,2 millones de votos contabilizados en el primer boletín oficial, lo que consolida el dominio del mandatario socialista, que controla el resto de las instituciones del Estado con apoyo de las Fuerzas Armadas, sostén del gobierno chavista.
“Ha iniciado una nueva etapa de reconstrucción del Parlamento y la recuperación de nuestro país”, escribió Maduro en Twitter la mañana del lunes.
“Robó las elecciones”
La victoria del chavismo ha desatado reacciones de rechazo y de apoyo en la comunidad internacional, lo que pone de manifiesto la división existente sobre Venezuela.
El jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Mike Pompeo, reiteró el lunes que la Casa Blanca “seguirá reconociendo” a Guaidó como presidente interino de Venezuela.
“La comunidad internacional no puede permitir que Maduro, que está en el poder de manera ilegítima porque robó las elecciones de 2018, se beneficie de robar una segunda elección”, expresó Pompeo, que el domingo había tildado de “farsa” las votaciones legislativas.
La oposición rompió 15 años de hegemonía chavista en el Parlamento, en 2015, en unas elecciones con 71% de participación.
Sin embargo, en 2018, se marginó de los comicios presidenciales por considerarlos un fraude y la mayoría opositora del Parlamento declaró a Maduro “usurpador”. Desde la jefatura del congreso, Guaidó reclamó entonces la presidencia encargada de Venezuela con respaldo de medio centenar de países.
Washington es el principal aliado de Guaidó y lidera la presión contra Maduro con sanciones económicas a Venezuela que incluyen un embargo petrolero vigente desde abril de 2019.
El Reino Unido, en tanto, “no reconocerá la legitimidad” de esta nueva Asamblea Nacional surgida de “elecciones profundamente defectuosas”, afirmó este lunes el ministro de Relaciones Exteriores, Dominic Raab.
“Mind your own business” (Métete en tus propios asuntos), respondió en inglés el canciller venezolano, Jorge Arreaza, en Twitter.
“Transparencia”
La Unión Europea, que trató sin éxito de postergar el proceso para enviar observadores, indicó por su parte que el domingo no hubo “estándares internacionales mínimos”.
El bloque “no puede reconocer este proceso electoral como creíble, inclusivo o transparente”, dijo el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.
Entre las señales de rechazo internacional, Maduro encontró voces de apoyo a las legislativas.
Rusia celebró la “transparencia” del proceso. “Partimos del principio de que la nueva Asamblea Nacional será el terreno (…) para un diálogo constructivo entre todas las fuerzas políticas” y ayudará a “superar los desacuerdos que existen en la sociedad venezolana a través de negociaciones”, subrayó la cancillería rusa.
El discurso va en línea con lo que dijo en la víspera el expresidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, uno de los invitados internacionales del gobierno socialista para acompañar las elecciones junto a los exmandatarios Evo Morales, de Bolivia; Rafael Correa, de Ecuador, y Fernando Lugo, de Paraguay, así como la exsenadora colombiana Piedad Córdoba.
Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis, dijo esta semana a la AFP que no esperaba el reconocimiento de Estados Unidos o Europa.
Maduro “valida una institución que puede ser útil frente a sus aliados”, dijo. El mandatario busca que países como China, Rusia, India o México sientan “que hay una institucionalidad que pueda respaldar acuerdos, por ejemplo, petroleros o de infraestructura”.
“Chantaje”
“No hubo una elección ayer”, expresó Guaidó en una rueda de prensa el lunes. “Chantajearon a la gente y simplemente la gente no lo aceptó”.
Pese al boicot mayoritario, una fracción disidente de la oposición postuló candidatos, incluyendo algunos con tarjetas de los partidos opositores que encabezaban el veto, después de que la oficialista corte suprema entregara su control a adversarios del líder parlamentario.
“La respuesta al fraude (…) es actuar en la calle”, clamó Guaidó, que convocó un plebiscito que desde este lunes y hasta el sábado busca avalar una prolongación del período parlamentario hasta que haya “elecciones libres, verificables y transparentes”.
Según Guaidó, la participación en el primer día de esta consulta -simbólica, pues Maduro ejerce el control territorial e institucional- fue “superior” a lo esperado, aunque no dio cifras.