Distintos medios estadounidenses están promocionando la venta de una isla virgen ubicada en la Patagonia chilena por un total de 35 millones de dólares (34.046.250.000 de pesos chilenos). El terreno se trataría de la Isla Traiguén, ubicada en la Región de Aysén.

“Una enorme porción de tierra remota y no urbanizada frente a la costa occidental de Chile está buscando un nuevo propietario, y además, uno aventurero”, promocionaba el New York Post. La empresa a cargo de la venta es Hall and Hall, y de acuerdo con su sitio web oficial, la isla posee una dimensión de 45.559 hectáreas; 1.556 hectáreas de lagunas y lagos y 17.889 hectáreas de bosque nativo.

La empresa a cargo detalló que posee “grandes extensiones de bosques nativos chilenos de Coihues, Ñirres, Lenga y Mañío hacen de ‘Isla Virgen’ un pulmón verde fundamental para el planeta. Tremenda biodiversidad, topografía extraordinariamente distinta y accidentada, y un ecosistema ricamente diverso”.

Además, “tiene enormes zonas de reserva de agua dulce, humedales y turberas. Naturaleza prístina e intacta con una gran variedad de especies silvestres”. Asimismo, precisaron que cuenta con 80 lagunas, tres grandes lagos, y que la cordillera de los Andes se “extiende a lo largo de toda la isla virgen, actuando como pantalla climática y aislante natural del territorio”.

A su vez, se destacó que la “vida silvestre existe intacta como lo era hace millones de años” y que su adquisición “brinda la oportunidad de preservar una maravilla ecológica al tiempo que se contribuye al medio ambiente de forma significativa y ecológica”.

Según consignó T13, actualmente, la Isla Traiguén pertenece a Eduardo Ergas, ingeniero comercial de la Universidad de Santiago. El también director de Ecocopter S.A, compró la isla al Ejército en 1.500 millones de pesos en 2008 con el objetivo de encontrar y proteger la rana de Darwin.

“Cuando compré esa isla hace casi doce años, los anfibios se estaban extinguiendo y quería protegerlos. Con el tiempo, descubrimos que las causas de su desaparición estaban fuera de nuestras manos y no podíamos hacer nada para detenerlas”, explicó Ergas en 2019 al Diario Financiero.