El Arzobispado de Santiago salió este martes a aclarar el caso del sacerdote de Tito Rivera Muñoz, quien tras un reportaje televisivo, fue acusado de abusos sexuales y violación a jóvenes al interior de la Catedral Metropolitana de Santiago.
Al respecto, informó que las primeras acusaciones conocidas fueron de agosto de 2011, por lo que la Iglesia chilena inició un procedimiento y entregó los antecedentes a la PDI.
A través de un comunicado, detalló que el 11 de noviembre de 2016 se informó que “en presencia del Arzobispo de Santiago, se definió el proceso administrativo penal, determinándose que el presbítero es ‘culpable de delitos en contra del Sexto Mandamiento del Decálogo continuados en el tiempo con escándalo, con personas mayores de edad, tal y como lo especifica el canon 1395§1 CIC’”.
Las sanciones que se le impusieron a Tito Rivera fueron: 10 años de suspensión del ministerio público, pudiendo celebrar la Eucaristía sólo privadamente y con la compañía de una persona mayor de 50 años; prohibición de reunirse y mantener contacto con jóvenes, y se le fijó una residencia de común acuerdo con el arzobispo de Santiago.
“Si el padre Rivera no cumple tales medidas, una vez cumplidos los 10 años, la suspensión podrá ser impuesta por un período mayor”, aclaró el comunicado.
Si bien en un inicio el obispo Ramos no quiso referirse al hecho, señalando en reiteradas ocasiones que era una situación que estaba más allá de su competencia y que debía ser el Arzobispado de Santiago quien declarara sobre el caso, finalmente habló del hecho.
Expresó que “yo tuve muy poco contacto con él (Tito Rivera), porque él trabajaba aquí en el centro y yo por largo tiempo trabajé en el seminario. El caso es impresentable, es terrible, yo creo que es inaceptable. Y la pregunta que tenemos que hacernos es cómo un sacerdote llegó a eso”.
Además, el obispo Ramos se refirió al arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, quien tras enterarse de los hechos cometidos por Rivera, le dio 30 mil pesos al denunciante y le pidió rezar por su abusador.
Ante ello, Ramos manifestó que “tenemos dialogo (con Ezzati) porque participa del comité permanente, el comité permanente nos reunimos una vez al mes, eventualmente pueden haber otros momentos de encuentro”.
“También hemos hablado estas situaciones, conocemos su punto de vista y sabemos que esto está en los tribunales y tendrán que ser los tribunales los que tendrán que decidir al respecto”, complementó Ramos.
El clérigo abordó la situación actual del cardenal Ezzati, quien renunció hace un par de años y está a la espera de que el Papa Francisco nombre a su sucesor en el cargo.
En esa línea, Ramos dijo que “sabemos que el cardenal (Ezzati) presentó su renuncia hace dos años y que en cualquier momento podría ser nombrado el sucesor o un administrador apostólico y eso es resorte del Santo Padre. Eso está en tabla y no sabemos cuándo va a ocurrir”.
Al respecto, informó que las primeras acusaciones conocidas fueron de agosto de 2011, por lo que la Iglesia chilena inició un procedimiento y entregó los antecedentes a la PDI.
A través de un comunicado, detalló que el 11 de noviembre de 2016 se informó que “en presencia del Arzobispo de Santiago, se definió el proceso administrativo penal, determinándose que el presbítero es ‘culpable de delitos en contra del Sexto Mandamiento del Decálogo continuados en el tiempo con escándalo, con personas mayores de edad, tal y como lo especifica el canon 1395§1 CIC’”.
Las sanciones que se le impusieron a Tito Rivera fueron: 10 años de suspensión del ministerio público, pudiendo celebrar la Eucaristía sólo privadamente y con la compañía de una persona mayor de 50 años; prohibición de reunirse y mantener contacto con jóvenes, y se le fijó una residencia de común acuerdo con el arzobispo de Santiago.
“Si el padre Rivera no cumple tales medidas, una vez cumplidos los 10 años, la suspensión podrá ser impuesta por un período mayor”, aclaró el comunicado.
CONFERENCIA EPISCOPAL CONDENÓ EL HECHO
El secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile, obispo Fernando Ramos, condenó el hecho denunciado por Daniel Rojas, quien en entrevista con TVN acusó al sacerdote Tito Rivera de haberlo violado en la Catedral de Santiago.Si bien en un inicio el obispo Ramos no quiso referirse al hecho, señalando en reiteradas ocasiones que era una situación que estaba más allá de su competencia y que debía ser el Arzobispado de Santiago quien declarara sobre el caso, finalmente habló del hecho.
Expresó que “yo tuve muy poco contacto con él (Tito Rivera), porque él trabajaba aquí en el centro y yo por largo tiempo trabajé en el seminario. El caso es impresentable, es terrible, yo creo que es inaceptable. Y la pregunta que tenemos que hacernos es cómo un sacerdote llegó a eso”.
Además, el obispo Ramos se refirió al arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, quien tras enterarse de los hechos cometidos por Rivera, le dio 30 mil pesos al denunciante y le pidió rezar por su abusador.
Ante ello, Ramos manifestó que “tenemos dialogo (con Ezzati) porque participa del comité permanente, el comité permanente nos reunimos una vez al mes, eventualmente pueden haber otros momentos de encuentro”.
“También hemos hablado estas situaciones, conocemos su punto de vista y sabemos que esto está en los tribunales y tendrán que ser los tribunales los que tendrán que decidir al respecto”, complementó Ramos.
El clérigo abordó la situación actual del cardenal Ezzati, quien renunció hace un par de años y está a la espera de que el Papa Francisco nombre a su sucesor en el cargo.
En esa línea, Ramos dijo que “sabemos que el cardenal (Ezzati) presentó su renuncia hace dos años y que en cualquier momento podría ser nombrado el sucesor o un administrador apostólico y eso es resorte del Santo Padre. Eso está en tabla y no sabemos cuándo va a ocurrir”.