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Detectan presencia de microplásticos en distintas marcas de agua embotellada

La iniciativa nació de la inquietud de Fallon Nacaratte, investigadora principal de este trabajo, respecto a las numerosas evidencias científicas sobre la presencia de plásticos en el medioambiente y su impacto en la fauna, así como de su observación de la creciente preferencia de la población por el consumo de agua embotellada.

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En los últimos años, generó gran interés el estudio de la presencia de microplásticos en nuestro entorno, en particular por los posibles efectos negativos que este tipo de desechos puede generar en los ecosistemas, en el mundo animal y también en la salud humana.

Este fenómeno incluso motivó la creación de normativas como la Ley 21.368, que regula la entrega de plásticos de un solo uso y las botellas plásticas, o la Ley 20.920 para la gestión de residuos, conocida también como Ley REP (Responsabilidad Extendida del Productor).

En este contexto, y en virtud de su posicionamiento como una alternativa saludable de consumo, investigadores del Departamento de Química de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile pusieron a prueba 12 marcas de agua embotellada que se distribuyen en la Región Metropolitana, tanto nacionales como extranjeras.

Mediante microscopía de fluorescencia y tinción con Rojo de Nilo, el estudio -publicado en la revista científica internacional Environmental Pollution- estimó la concentración de microplásticos en distintos tamaños: sobre 50 micrones, 20-50 micrones y 5-20 micrones. El análisis de muestras se desarrolló durante el año 2022.

La iniciativa nació de la inquietud de Fallon Nacaratte, investigadora principal de este trabajo, respecto a las numerosas evidencias científicas sobre la presencia de plásticos en el medioambiente y su impacto en la fauna, así como de su observación de la creciente preferencia de la población por el consumo de agua embotellada.

El análisis concluyó -entre otros aspectos- que los microplásticos más pequeños de la muestra, que variaban entre los 5 y los 20 micrones (similar a lo que puede medir un glóbulo blanco), representaron más del 50% de las partículas encontradas en cada botella, dimensiones que han sido reportadas como susceptibles de acumularse en el tracto digestivo o generar potenciales alteraciones en los sistemas linfático y circulatorio.

Entre sus resultados globales, planteó que la concentración de microplásticos en aguas embotelladas comerciales en el país fue de 391 partículas estimadas promedio por litro. Identificó, además, que el agua embotellada purificada (filtrada o procesada) mostró las concentraciones más altas de potenciales microplásticos, con 519 partículas estimadas promedio por litro.

Le siguen las aguas de origen lacustre, que alcanzaron 364 partículas estimadas promedio por litro; mientras que aguas embotelladas de manantiales naturales registraron las concentraciones promedio más bajas.

POR PRODUCTOS

Pura Agua fue el producto que presentó mayores índices de microplásticos en su contenido, con 633 partículas estimadas promedio por litro. A nivel nacional, fue seguido por Pure Life con un índice de 475 y Benedictino con 450. Estas tres marcas, además, corresponden a aguas purificadas (filtrada o procesada).

Luego, figuran Puyehue Bio con 392 partículas estimadas promedio por litro, Andes Mountain con un índice de 359, Puyehue con 342 y Cachantún con 333. Finalmente, la marca chilena que menor concentración de microplásticos presentó fue Vital, con 242 partículas estimadas promedio por litro.

Entre las aguas embotelladas importadas, por otra parte, las marcas que registraron mayor presencia de microplásticos fueron Fiji, con 508 partículas estimadas promedio por litro, y Acqua Panna, con un índice promedio de 492.

Además, las marcas que mostraron menor cantidad de microplásticos fueron Evian, con 250 partículas estimadas promedio por litro y la española Solan de Cabras, que promedió un índice de 217.

En base a estos resultados sobre concentración promedio de partículas y a las tendencias de consumo de agua embotellada de la población, el trabajo también entregó una Ingesta Diaria Estimada (IDE) de estos componentes.

El profesor Carlos Manzano, uno de los autores de esta publicación, explicó que en base a los resultados del estudio y considerando un consumo promedio de al menos 38 litros de agua embotellada al año en nuestro país, una persona podría estar consumiendo entre 160 y 270 partículas de plástico por cada kilogramo de su peso corporal durante un año. No obstante, aclaró que “esto no significa que haya una amenaza directa sobre la salud, sino que es un punto que se debería explorar mejor”.

FUENTES DE LA CONTAMINACIÓN

Si bien la investigación no indagó en el origen de las partículas detectadas, sí hizo referencia a otros estudios sobre fuentes de contaminación por microplásticos.

En este sentido, los investigadores plantearon como una de las variables incidentes en la liberación de microplásticos la durabilidad y resistencia de los materiales utilizados en el cuerpo de la botella y las tapas, como el tereftalato de polietileno (PET) y el polietileno de alta densidad (PE) o el polipropileno (PP), que estaban “permanentemente expuestos a factores mecánicos y ambientales que contribuían a su desgaste durante la fabricación, embalaje, manipulación, uso y eliminación”.

Estas partículas, complementaron, también podrían provenir de “otras fuentes de contaminantes cercanas a las áreas de extracción, y podrían contener otros aditivos plásticos que migraban al agua desde los tanques o tuberías de almacenamiento durante el proceso de embotellado y la tensión en la superficie del plástico durante el proceso de inyección, almacenamiento y distribución de agua a alta presión”. Indicaron, asimismo, que el desgaste por uso, provocado por apretar la botella o la abrasión entre la zona del cuello de la botella y la tapa, también podía liberar microplásticos.

En este ámbito, Fallon Nacaratte explicó que uno de los aspectos abordados fue la relación entre el tipo de tapa utilizado por cada marca y los resultados obtenidos sobre presencia de partículas sospechosas.

De esta forma, la publicación indicó que “el 90% del agua embotellada analizada presentó un diseño de tapa segmentada, lo que resultó en concentraciones más altas de microplásticos en comparación con aquellas con un anillo continuo (…) Esta observación es consistente con investigaciones anteriores que sugerían que el diseño estructural del sistema tapa-cuello podía afectar significativamente la propensión de un paquete a liberar microplásticos”.

IMPACTO EN EL ORGANISMO

Existe amplia evidencia científica sobre los efectos nocivos de los microplásticos en el medioambiente, principalmente generando procesos inflamatorios en animales. Sin embargo, si bien el estudio de su impacto en humanos aún era incipiente, hay diversas investigaciones que acreditaban su presencia en distintas partes de nuestro cuerpo.

En esta línea, el estudio impulsado por investigadores de la Universidad de Chile planteó que “es bien conocido que la toxicidad de las MP aumentaba en fracciones de menor tamaño, lo que sugería que podían desplazarse a través de sistemas fisiológicos y aumentar su potencial acumulación en órganos como el hígado y los riñones, además de generar impactos negativos a nivel celular”.

Por otra parte, sostuvieron que era crucial tener mayor certeza sobre los orígenes potenciales de estas partículas para evaluar las medidas y riesgos relacionados con su consumo, e implementar estrategias para mitigar su presencia. “Para ello, las regulaciones debían imponer estrictas condiciones de limpieza durante la producción de agua potable y el funcionamiento de las plantas embotelladoras”, concluyeron.

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