Felipe Pereira, abogado.
Este martes 9 de noviembre el Congreso Nacional aprobó la extensión del Estado de Excepción en las provincias de Biobío y Arauco, en la Región del Biobío, y las provincias de Cautín y Malleco, en la Región de La Araucanía, solicitada por el Gobierno hace algunos días.
El resultado en la Cámara de Diputados fue 76 votos a favor, 59 en contra y 7 abstenciones. Por su parte, el resultado en el Senado fue 21 votos a favor, 17 en contra y 2 abstenciones.
Indudablemente, lo anterior es una buena noticia para todas las personas que viven en la zona afectada. Es una buena noticia porque podrán seguir contando con mayor seguridad, con el despliegue y la colaboración de nuestras Fuerzas Armadas, todo lo cual, según las estadísticas presentadas por el Gobierno, han significado una disminución considerable de los ataques incendiarios, la usurpación de propiedades, y la interrupción de caminos.
Sin perjuicio de celebrar la extensión del Estado de Excepción, en esta oportunidad me gustaría llamar la atención sobre un punto que pudiera pasar desapercibido. Los 76 votos en contra y las 9 abstenciones. ¿Cómo se puede explicar que 66 diputados y 19 senadores hayan decidido no apoyar la extensión del Estado de Excepción? Por supuesto, muy probablemente dichos diputados y senadores no viven en la zona afectada. Muchos de ellos vivirán en Santiago, lejos de la violencia y los incendios. Sus domicilios están seguros, y pueden disfrutar del fruto de su trabajo sin problema alguno. Dichos congresistas ni siquiera imaginan llegar un día cualquier a su hogar y encontrar las cenizas de lo que construyeron en el pasado.
Ni siquiera la exitosa consulta ciudadana, realizada durante el pasado fin de semana, fue capaz de convencer a estos diputados y senadores. Sobre el 80% de las personas que votó en dicha consulta estuvo a favor de extender el Estado de Excepción, a fin de que el Estado brinde mayor seguridad. Esas personas viven en la zona afectada, y, a pesar de que el Estado de Excepción puede significar una restricción de sus libertades, de todas maneras decidieron apoyarlo. Esto es perfectamente entendible, por cuanto esas personas saben que hoy en día existe un riesgo mayor, una amenaza real para su integridad física. Esta importante señal política, lamentablemente, no logró convencer a congresistas que, lejos del peligro que las personas de La Araucanía y del Biobío experimentan diariamente, se dan el lujo de discutir asuntos abstractos, irreales, y lejos de las necesidades de la gente.
Hoy las personas de La Araucanía y del Biobío obtuvieron una victoria, y podrán seguir contando con protección adicional. Sin embargo, hubiese sido positivo que todo el Congreso respaldara esta mayor protección. Lamentablemente, hubo 66 diputados y 19 senadores que decidieron no hacerlo.
Felipe Pereira, abogado.
