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Judith Butler contra la violencia de género: “Las nuevas zonas de sacrificio son los cuerpos precarizados”

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“Judith Butler explicada con gatos”. Así se llama el memético manual de viñetas que enseña la Performatividad del género, una de las más controversiales teorías de la filósofa estadounidense, autora de “El género en disputa” (1990). De una manera simple y ortodoxa, Butler responde una a una las dudas de una serie de gatitos que abren los ojos ante la idea de que el género no es una mera convención o un ejercicio aislado del contexto en el que los chicos visten de azul y las niñas de rosado. Este atributo o performatividad es una práctica social, histórica y reiteración constante y consecuente con la normativa cultural. Es decir, por muy empoderado que se sienta un chico con pistolas o una chica con pañuelo verde al cuello “ejerciendo” su género, ninguno/a es dueño/a concientemente de esta actitud, sino que interpreta o actúa el género en función de reglas que legitiman o castigan esta forma de ser. Ya sea un dogma religioso, el qué dirán o el bullying escolar. Es más sencillo de explicar con los gatitos. Sin embargo, con la misma didáctica, la académica disidente, lesbiana, judía y queer, visitó Chile para inaugurar el think tank de las humanidades de la Universidad de Chile, dialogar con un foro de colectivos feministas y recibir la distinción Honoris Causa por parte de la Casa de Bello. En cada actividad, Butler actualizó su postura revolucionaria, pero lúcida sobre los debates contemporáneos más delicados. Desde el cambio climático, el sistema neoliberal y la necesidad de poner en valor a las humanidades y el pensamiento crítico dentro de un contexto feble donde campea la industria. “En este entorno, la crítica no es una práctica subjetiva ni un acto de negación o destrucción. Es una forma de imaginar una manera de pensar un futuro, con equidad y justicia. Cuando vemos la opresión que viven grupos LGBTIQ+, es claro que no hay un futuro, o que al menos, el único futuro posible es una reproducción de violencia e inequidad”, plantea durante su primer encuentro con los y las jóvenes chilenos/as. En la cita, titulada “Crítica, disidencia y el futuro de las humanidades” con la que se dio por inaugurado el Centro Interdisciplinario de Estudios en Filosofía, Artes y Humanidades, la filósofa, de 63 años, desmiente a quienes la acusan de querer desmantelar a la sociedad a través de la ideología de género. Asegura que las comunidades de género no binario solo luchan por la aceptación, la libertad y contra la prohibición de identidades disidentes.

SUS CAMPOS DE BATALLA

En sus otras ponencias, Butler fue precisa en presentar sus campos de batalla y anexar otros como la interseccionalidad, el decolonialismo o el cuerpo político. “Todas las disidencias de pobladoras, migrantes, indígenas, diversidad sexual y racial deben converger contra las nuevas zonas de sacrificio que son hoy los cuerpos precarizados”, señala ante los lugares comunes que impiden un cambio global. Para lograr el fin de esas brechas, llama a calibrar el discurso, despojarlo del lugar común y advierte que “el problema no son los hombres y la masculinidad, sino la violencia. Por otro lado, la esperanza no son las mujeres por sí solas, sino nuevos enfoques como el del feminismo antirracista, por ejemplo”. En tal sentido, reitera que los estudios de género se enfrentan hoy a verdaderas campañas orquestadas por grupos religiosos y políticos organizados que levantan protestas en cada lugar que ella visita a los que describe como colectivos que niegan los derechos reproductivos de la mujer y la legalización del matrimonio homosexual como banderas. “Esto en nombre de ideas específicas y tradicionales de masculinidad y feminidad”, agrega Butler. La pensadora estadounidense, que fue recibida con vallas papales, un creciente acoso de selfies y el trato de superestrella, recibió la distinción de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Chile por su contribución a los estudios de género. Esto, en medio de alternadas ovaciones y las mismas arengas feministas que sonaron el pasado 8 M. En primera fila, aplaudían el senador PPD Guido Girardi, las diputadas RD Natalia Castillo, Maite Orsini, Camila Vallejo (PC) y la comediante Natalia Valdebenito. Todos a los pies de las estatuas de dos íconos del pensamiento masculino: Andrés Bello y Dante Alighieri.

¿QUÉ ES LO REALMENTE VALIOSO?

La filósofa y profesora de retórica y literatura comparada en la Universidad de California, en Berkeley, sostiene que los avances de la investigación del género se topan con un problema recurrente de las ciencias sociales, que es el de lograr traducir adecuadamente su teoría a un lenguaje social. “Revertir esto es un trabajo que recae en las universidades, lugar donde se cultivan valores inevitables que suelen derivar en otros recursos del pensamiento imaginativo y crítico. Es entonces cuando podemos aprender a pensar cuál es el desvalor de quienes se mueven únicamente por las ganancias como objetivo”, señala. “Quizás el trabajo de las humanidades sea mantener viva la pregunta: ¿qué es lo realmente valioso?. Nosotros, las personas somo lo invaluable, también los esfuerzos como el feminismo, la perspectiva decolonial y la trans como asuntos inobjetables de la sociedad actual a los que siguen oponiéndose la explotación del trabajador, de las mujeres y del medio ambiente”, añade Butler, quien suma en esta ecuación a las víctimas de femicidios y los derechos perdidos por las comunidades migrantes. “No podemos permitir que unas vidas sean más valiosas que otras. Que hayan vidas más vivibles que otras, es algo que debemos rechazar. No podemos dejar de ser acertivos acerca de estos valores incalculables. Cuando tomamos conciencia de las pérdidas, notamos que el dolor no se puede calcular”, remarca sobre la destrucción del medio ambiente, el efecto depredador de un “Norte Imperial” y la atomización del espíritu de los pueblos indígenas. Para Judith Butler, el cambio llegará cuando la sociedad aprenda a rechazar las estructuras que exoneran a quienes practican la violencia radical desde el discurso y sus actos. El siguiente nivel es heredar a las siguientes generaciones una tierra no tóxica y una cultura donde sea posible no solo vivir, sino florecer, invita.

PROTESTAS

A la misma hora de su charla, grupos liberales llevaban a cabo su propia campaña anti Butler en Twitter posteando su parecer sobre la visita de este “demonio de la ideología de género”, solicitando un espacio en los mismos salones para divulgar a exponentes del “antifeminazismo” e invocando la libertad de expresión, los valores tradicionales de la familia, las buenas costumbres y la quema de brujas. Hace un par de años, durante su paso por Brasil, grupos conservadores reunieron más de 400 mil firmas para impedir la realización de sus conferencias. “Hemos visto cómo los grupos conservadores han crecido en Brasil, Francia, o Chile, pero más preocupante aún es ver cómo en Hungría o en otros países, incluso, los estudios de género han sido prohibidos de las listas de estudios posibles de financiar”, explica sobre esta controversia que sus detractores denominan “ideología de género”. Durante la madrugada, estos empapelaron el frontis de la casa central de la Universidad de Chile con afiches en protesta contra Butler. Tal como en otros escenarios, la académica se despide de su febril audiencia con una advertencia. Recordándoles el rol iluminador de la educación en ese sentido: “La universidad tiene una gran responsabilidad en tiempos donde la nostalgia por las dictaduras, la violencia, la irracionalidad y el fascismo están ganando terreno”, subraya.
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