En su nuevo libro “50 años del Golpe en Chile. Testimonios”, el escritor Manuel Martínez, más conocido como “Capitán Cianuro”, recopila más de 20 testimonios de personas que “vivieron ese día gris y oscuro” –remarca- del 11 de septiembre de 1973.
En la obra, que lanzó en abril y ha presentado en Chile y otros países, el escritor refuerza que su objetivo con esta nueva entrega es “transmitir a las nuevas generaciones un llamado profundo y urgente de un ‘nunca más’ sumado a no permitir que el negacionismo se imponga”, cuenta en conversación con La Nación.
El comunicador social y fotógrafo ha publicado más de 10 libros en los géneros de poesía, cuento corto y ensayo, además de una serie de artículos y columnas en diversos medios de prensa nacionales, entre ellos el diario La Nación de Chile.
¿Qué te movió a escribir este libro?
-Escribir este libro a 50 años del Golpe cívico militar en Chile y dejar impresos más de 20 testimonios (24 en total) de los que vivieron y padecieron aquel día gris y oscuro, es transmitir a las nuevas generaciones un llamado profundo y urgente de un “nunca más”, sumado a no permitir que el negacionismo se imponga. Debemos saber mantener viva la antorcha del recuerdo, sin memoria no hay historia y sin ese recuerdo vivo se pueden volver a cometer los mismo errores.
Añade: “En el marco de la conmemoración de los 50 años del Golpe me propuse escribir este libro testimonial de qué pasó en la vida de diferentes chilenos ese 11 de septiembre de 1973. En medio de la edificación de este trabajo testimonial logré la participación de diferentes actores sociales como Magdalena Álvarez, detenida, exiliada y posteriormente miembra activa de la Vicaría de la solidaridad; de un miembro del GAP, don Bruno Serrano; del abogado Winfried Hampel, excolono de Colonia Dignidad y actual abogado de víctimas del enclave a; un escritor como Mauricio Redolés o Freya García, amiga personal de Víctor Jara; tres amigos argentinos que desde su lugar observaron ese deteriorante momento, entre otros. Todos los testimonios tienen el afán de mostrar una radiografía de lo que para muchos chilenos significó ese día y los posteriores que se sumaron a los 17 años de dictadura”.
¿Qué buscas lograr con este libro? ¿Tienes una mirada pesimista o más bien constructiva?
-El libro me está permitiendo abrir una ventana para conversar de memoria y negacionismo. Es urgente que este tipo de temas se conversen, discutan, se tenga una mirada clara y no se pretenda ocultar una verdad mayúscula: que en Chile hubo una dictadura y que Pinochet no es un estadista sino un genocida. No hay en la memoria miradas pesimistas, solo una forma de reconstruir una historia trunca que algunos pretenden dejar en el olvido con un manto de impunidad, que con los años se ha impuesto, por muchos factores que podrían incluso dar para un nuevo libro.
Martínez remarca: “Nada ni nadie está olvidado y cuando me dicen que dejemos el pasado atrás y para qué revivir aquello, siempre me pregunto que si ese fuera el predicado de un cristiano, por ejemplo, la Crucifixión no se recordaría en Semana Santa. A algunos les parece solo apropiado recordar lo que consideran bueno y ocultar lo que no les permite estar tranquilos o lo que sus conciencias les dicen: que acá pasaron cosas horribles y eso no se puede olvidar. Por lo mismo, es urgente hablar de memoria y escribirla, acción que hice en este libro”.
¿Cómo crees que la gente vivirá este aniversario del Golpe?
-Ojalá que cada uno de los chilenos entienda que el Golpe cívico militar nunca debió ocurrir, no era necesario y mucho menos era razonable. Hemos conocido con los años cómo se fue gestando, tanto de intrigas internacionales nacidas desde EEUU e internamente amplificadas por un sector de Chile que se convirtió en la parte más nefasta de la sociedad que aún hoy tiene repercusiones. Sabemos que varios militares fueron llevados ante la justicia, pero no olvidemos que en la conspiración, en el fragüe de este Golpe, hubo muchos civiles que nunca fueron llevados ante tribunales. Eso me hace pensar que debe, a 50 años del Golpe, hacerse un gran acto de reconocimiento de quién es quién, no con el ánimo de venganza sino dejar en claro ante la historia el rol cumplido por personas como Sergio Fernández, Sergio Onofre Jarpa, o el mismo Jaime Guzmán, de los que compusieron los 77 de Chacarillas y bueno una lista en la que está bastante claro el rol de cada uno de ellos.
Agrega que “son 50 años y, por mucho que el agua corra bajo el puente, mientras no se sepa dónde están los desaparecidos y los que padecieron ante la dictadura, es imposible cerrar el ciclo de esta historia. A 100 años de la dictadura de Franco, en España, los nietos de los desaparecidos levantan marchas y los siguen buscando; las abuelas de la Plaza de Mayo no han descansado en buscar a sus nietos… no es solo un recordar por recordar, es hacer memoria y revivir, aunque duela, ese momento gris y amargo que nos cruzó la historia de Chile, la más aberrante y desoladora de todas las historias que se pueden reescribir”.
Manuel Martínez espera “que se den muchos actos de memoria y que se viva esta conmemoración en cada espacio del país, aunque algunos pataleen, aunque los que nunca han tenido una cuota de empatía sigan celebrando, es la hora de repetir el ‘nunca más’, sin doble lectura”.