Talleres de papel picado, Diademas Frida, mascaritas de Catrina y de flores de cempasúchil con papel crepé; gastronomía, música y baile tradicional mexicano; exhibición de la película animada Coco y la creación colectiva de un Altar de Muertos, conforman el programa del “Día de Muertos” que ha preparado la Municipalidad de Las Condes y su Corporación Cultural, junto a la Embajada de México, para este jueves 1 de noviembre.
Las actividades se desarrollarán a partir de las 17:30 horas al aire libre, en los jardines de Santa Rosa de Apoquindo, con entrada liberada.
El “Día de Muertos” es una de las celebraciones más importantes en México, una fecha donde convergen las creencias de la religión católica sobre la trascendencia del espíritu y el culto a la muerte, propio de los pueblos prehispánicos.
La película Coco (2017), de Walt Disney, cambió la percepción de la muerte y trajo a esta parte del continente la maravillosa cultura necrófila del México profundo. Cada 1 de noviembre, las casas mexicanas se engalanan con altares, papel picado y panes de muerto, para celebrar a los que no están y decirles que en sus hogares siempre tienen un lugar y que mientras sean recordados, seguirán existiendo.
Ese sentido profundamente humano es el que se quiere replicar en nuestro país al celebrar en Las Condes esta fiesta mexicana que en 2003 fue declarada Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
ALTAR DE MUERTOS
Los Altares de Muertos son parte fundamental del festejo. En esta oportunidad se construirá uno, que será el eje central de la actividad, decorado con flores, frutas, velas y fotografías, y se irá creando y completando con las ofrendas que lleven los asistentes, es decir, objetos relacionados con sus propios difuntos. Además, se colocarán ahí los trabajos realizados por niños y adultos en los talleres familiares. En el “Día de Muertos”, ofrendar es compartir con los difuntos el pan, la sal, las frutas, los manjares culinarios, el agua y, si son adultos, el vino. Es estar cerca de nuestros muertos para dialogar con su recuerdo. Un ritual que convoca a la memoria, una mezcla cultural donde los europeos pusieron algunas flores, ceras, velas y veladoras, y los indígenas le agregaron el sahumerio con su copal y la comida y la flor de cempasúchil. La ofrenda, tal y como la conocemos hoy, es también un reflejo del sincretismo del viejo y el nuevo mundo. En la parte superior del altar se representa el cielo y allí se coloca la cruz y las imágenes religiosas o de santos. En medio se encuentra el limbo –el mundo entre los vivos y los muertos- donde van las fotos de los fallecidos, y el nivel más bajo es la tierra, donde se colocan las ofrendas.