Sindicados y “chalecos amarillos”, que se manifiestan desde hace más de cinco meses contra la política del gobierno, llamaron a participar en el cortejo de la capital y en unas 200 ciudades de Francia.
Aunque las primeras manifestaciones se llevaban a cabo de forma pacífica, el ambiente empezó a caldearse en París cuando la policía lanzó gases lacrimógenos para dispersar a varios cientos de “blacks blocs”, militantes anticapitalistas y antifascistas vestidos de negro y con la cara cubierta. Un manifestante resultó herido en la cabeza, según un periodista de la AFP.
Los choques estallaron en la mañana alrededor del restaurante La Rotonde, todo tapiado y protegido por las fuerzas de seguridad para evitar que fuera atacado como el Fouquet’s de los Campos Elíseos a mediados de marzo.
La Rotonde, en la zona de Montparnasse, en el sur, se ha convertido en una especie de “símbolo” del poder desde que el Presidente Emmanuel Macron celebró en él su paso a la segunda vuelta en las elecciones presidenciales en 2017.
Más de 7.400 policías y gendarmes están desplegados en la capital francesa para las manifestaciones, donde se cree que habrá de “1.000 a 2.000 activistas radicales”, según el ministro del Interior, Christophe Castaner.
Macron reclamó el martes que la respuesta a estos “black blocs” sea “extremadamente firme” en caso de violencia, tras los llamados en las redes sociales a transformar París en la “capital de los disturbios”.
El año pasado, 1.200 militantes radicales empañaron la manifestación parisina con violentos altercados: comercios vandalizados o incendiados, vehículos quemados…
Para intentar evitar incidentes, las fuerzas de seguridad registraban de forma aleatoria los bolsos y los vehículos en las estaciones y puntos estratégicos de la ciudad, constató la AFP.
El barrio de la Concordia y de los Campos Elíseos, donde se encuentran el palacio presidencial y la Asamblea Nacional, estaban totalmente bloqueados.
A media jornada, 88 personas habían sido detenidas en París y se habían efectuado 3.700 “controles preventivos”.
En total, 190 motos circulan cerca de las manifestaciones para permitir a las fuerzas de seguridad desplazarse rápidamente. También se utilizan drones para vigilar el cortejo, precisó el ministro del Interior.
SINDICATOS EN BUSCA DE VISIBILIDAD
Aunque las manifestaciones se producen en toda Francia, la atención se centra en la capital, a menudo escenario de espectaculares incidentes desde el inicio de las protestas de los “chalecos amarillos”.Este movimiento, que desde mediados de noviembre sale a la calle cada sábado para protestar contra la política social y fiscal del gobierno, también estará presente este miércoles.
A lo largo de los meses, el movimiento ha ido perdiendo fuelle al tiempo que se ha ido radicalizando, con altercados violentos al margen de las manifestaciones.
Atrapados entre los “blacks blocs” y los “chalecos amarillos”, los sindicatos esperan recuperar visibilidad, a través de varios mítines y una gran marcha por la tarde a lo largo de tres kilómetros de boulevares entre Montparnasse y la plaza de Italia, en el sur de la capital.
“El 1 de mayo tiene que agrupar a todos los que se manifiestan desde hace meses y meses (…) para decir que se tiene que cambiar la política social”, dijo Philippe Martinez, secretario general de la CGT, uno de los principales sindicatos franceses.
“Es una jornada de movilización y tiene toda su importancia tras los anuncios de Emmanuel Macron quien dice ‘Os he comprendido, no cambio nada’”, agregó.
Los sindicatos, decepcionados por las medidas anunciadas la semana pasada por el mandatario para calmar las protestas de los “chalecos amarillos” y evaluadas por el gobierno en 17.000 millones de euros, reclaman más poder adquisitivo.