Cuando la sociedad se refiere al teléfono celular como un objeto de primera necesidad, aparentemente lo dice a un nivel que sobrepasa la metáfora o el solo hecho de poder hacer llamadas de voz con el equipo. Según un estudio publicado por GfK Adimark y Entel, la necesidad de estar conectados es una paradoja que trasciende las quejas y da lugar a una adicción conocida pero de nombre menos popular: la nomofobia.
Esta necesidad autoimpuesta de estar todo el dia pendientes del smartphone, llegando a entorpecer otras situaciones cotidianas y necesarias como comer, dormir, trabajar o estudiar requería una cuantificación. Así es como el estudio arrojó que el 64% de los encuestados afirmó que el smartphone es más importante que el computador y el televisor.
La encuesta también indica que las mujeres son quienes más priorizan su tiempo con el smartphone en una relación de 76% de las respuestas entregadas frente al 53% de los hombres. Por otro lado, más de la mitad de la muestra prefiere que se le queden las llaves en la casa antes que el teléfono móvil (55%) y en caso de que el equipo se les quede en casa, casi el 60% se devolvería a buscarlo.
Lo interesante empieza acá. La tragedia de salir sin celular tiene diferentes niveles de dolor y desesperación, ya que la situación se vuelve más insoportable si la falta tiene lugar al asistir a una reunión social o una fiesta respecto a una cita de trabajo y estudios. Al parecer, los chilenos lamentan más estar sin teléfono móvil en estos eventos, pero quienes más se empinen por esta respuesta también son las mujeres (60%).
A la hora del conflicto, un 56% de las personas asegura haber sido amonestadas en situaicones sociales por dedicar demasiado tiermpo al teléfono. Nuevamente el grueso de este público son las mujeres, según el informe.
Celular después del sexo
La nomofobia también puede llegar a arruinar nuestro futuro laboral: el 34% de los encuestados asegura hacer uso en forma regular del teléfono en reuniones de trabajo o en la sala de clases, cifra que aumenta a 49% cuando es de manera ocasional. Y en casos extremos, el 7% aseguró haberlo usado durante una entrevista de trabajo; los hombres son quienes más caen en esta práctica.
Uno de los descubrimientos más curiosos de la encuesta es que el chileno tiene una alta tendencia a usar el celular en situaciones como el baño y la cama. En ese sentido, el 39% de los chilenos ha sido amonestado seriamente por sus parejas para que dejen de usar el celular. En este caso, es a los hombres a quienes más les han llamado la atención.
En cuanto a lugares se refiere, el 69% de los chilenos usa cotidianamente el celular en el baño, mientras que un 42% lo hace mientras come. El 39% no tiene pudor en utilizarlo para revisar mensajes de Facebook, Whatsapp o SMS durante una misa o ceremonia funeral, y “sólo” el 22% lo usa durante una cita médica o psicológica.
Casi el 90% de los chilenos utiliza el móvil mientras está en la cama antes de irse a dormir, mientras que el 76% lo hace antes de salir de la cama en la mañana. Incluso el 45% de los chilenos revisa si ha recibido algún mensaje inmediatamente después de tener relaciones sexuales.
La necesidad de comunicarse versus la adicción
Katherine Martorell, directora de Sustentabilidad y Comunidades de Entel, cree que si bien es importante que las personas se mantengan conectadas, “también es importante promover el uso responsable del equipo y que éste sea una herramienta para contribuir a mejorar nuestra calidad de vida”.
En tanto, la directora de comunicaciones de GfK Adimark, Catalina Correia, explica el rol de las mujeres en la muestra como una consecuencia de la naturaleza comunicativa de las féminas y sus responsabildades.
“En general, las mujeres somos más comunicativas y es importante para nosotras poder mantener un contacto cotidiano con todas esas microcomunidades o microentornos que forman parte de nuestra vida: nuestra pareja, nuestros hijos, los apoderados del colegio de los niños, la familia extendida, la gente de la oficina, las amigas de la vida, por nombrar sólo a algunas. Sin embargo, los datos son un llamado de atención importante. Hay que preguntarse si tiene sentido estar tan preocupados de mantener un contacto o vínculo con quién está detrás del teléfono en desmedro de las personas con las que estamos frente a frente. Creemos que la respuesta es no”.
AUTOR: La Nación
FUENTE: Carlos Salazar