El adolescente de 15 años sospechoso de haber disparado contra el aspirante presidencial colombiano Miguel Uribe Turbay se declaró inocente del delito de homicidio en grado de tentativa, según informó a AFP una fuente de la Fiscalía este martes.
El joven, también acusado por porte y fabricación de armas, fue detenido el sábado tras, presuntamente, herir con tres disparos al senador de derecha Uribe Turbay, durante un acto con decenas de asistentes en un parque de Bogotá.
Uribe Turbay, dirigente del opositor Centro Democrático, se encuentra en cuidados intensivos. Su condición médica es crítica pero estable, según el último parte entregado por el hospital.
Frente al centro médico, la esposa del senador, María Claudia Tarazona, declaró a los medios que su esposo “sigue luchando por su vida”.
Se desconocen por ahora los móviles y autores intelectuales del ataque. El supuesto atacante intentó escapar, pero los escoltas del senador le dispararon en una pierna y lograron detenerlo.
Un video grabado tras su captura muestra al adolescente ofreciendo cooperación a las autoridades. Fue operado de la herida y permanece hospitalizado bajo estricta vigilancia, indicó la Fiscalía.
Un juez ordenó una medida de internamiento preventivo para el menor, quien será enviado a un “centro especializado” para adolescentes, según el ente investigador.
Una fuente fiscal confirmó que el menor será trasladado durante la tarde del martes a un búnker de la Fiscalía en Bogotá, mientras se define su destino definitivo, procurando un lugar en el que “no corra peligro”.
De ser hallado culpable, el joven podría enfrentar hasta ocho años de privación de libertad, aunque no en una prisión común, por tratarse de un menor de edad, explicó la fiscal general Luz Adriana Camargo.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, afirmó que el adolescente recibió dinero por disparar a Uribe, aunque no entregó detalles sobre la suma.
La directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Astrid Cáceres, señaló que el menor vive con una tía. Su madre falleció y su padre reside en el extranjero, según medios locales.
El presidente Gustavo Petro escribió el lunes en la red social X que el joven participó en un programa gubernamental para jóvenes vulnerables, donde “demostró una personalidad completamente conflictiva”.
“Le costaba establecer vínculos intersociales”, aseguró el mandatario, quien atribuyó el crimen a una posible “mafia con asiento internacional”.
Petro dijo que existen “indicios muy fuertes que han llegado a dirigentes muy altos” tanto del oficialismo como de la oposición, y pidió reforzar la seguridad de líderes como el expresidente Álvaro Uribe (2002–2010).
PETRO CULPA A LA MAFIA
El expresidente Uribe denunció este lunes haber recibido información de inteligencia internacional sobre un posible plan para asesinarlo. El Centro Democrático aseguró que hay ofrecimientos de hasta ocho millones de dólares para eliminar a sus dirigentes.
Petro sugirió que el ataque podría estar vinculado con las acciones de su gobierno contra el narcotráfico, que habría afectado a poderosas estructuras criminales.
Durante su captura, el menor gritó que obedecía a alguien de la “olla”, término que en Colombia se usa para designar lugares de venta de drogas.
El mandatario también denunció que, el día del ataque, la seguridad de Uribe fue extrañamente reducida de siete a tres escoltas.
Días antes, el ministro de Defensa había mencionado otras hipótesis sobre el atentado, entre ellas, que podría ser un mensaje contra el Centro Democrático, partido que se prepara para las elecciones de 2026.
Otra posibilidad es que se trate de un intento por “desestabilizar” al gobierno de Petro, a quien sectores de derecha acusan de fomentar el odio contra sus opositores.
La fiscal general advirtió que el adolescente posiblemente no sabe quién dio la orden real del crimen, y que habría sido contratado por una “red sicarial”.
El uso de menores por parte del crimen organizado no es nuevo en Colombia. Desde los tiempos del Cartel de Medellín de Pablo Escobar, las mafias recurren a adolescentes de sectores marginados para ejecutar asesinatos.