Cada año, toneladas de desechos plásticos procedentes de las calles de Yakarta terminan en las playas de Bali o en el Océano Índico. Ahora, los científicos están estudiando esta deriva con balizas satelitales para recogerlos de manera más eficaz.
Con una población de casi 270 millones de habitantes, Indonesia es el segundo país del mundo, después de China, que más contribuye con la gran cantidad de plástico que contamina los océanos.
Reducir el uso del plástico y los volúmenes transportados por los ríos de este archipiélago es un desafío inmenso y necesitará probablemente años de esfuerzos.
Ahora, un equipo de investigadores quiere entender mejor cómo se esparcen estos residuos y cómo se pueden recolectar mejor.
En el marco de un proyecto del ministerio de Asuntos Marítimos y Pesca de Indonesia, la compañía francesa CLS -filial del Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES)- desplegó desde febrero balizas satelitales Argos en las desembocaduras de los ríos de Yakarta, cerca de Bandung (Java Central) y Palembang (Sumatra).
Ery Ragaputra, un empleado de CLS, salió en barco a finales de octubre rumbo al lugar donde el río Cisadane desemboca en el mar de Java, cerca de la capital indonesia.
“Estamos lanzando balizas GPS para descubrir la ruta de los desechos de plástico que llegan al mar”, dijo a la AFP, lanzando al agua balizas amarillas envueltas en una protección impermeable.
MESES A LA DERIVA
Las balizas, con baterías de una autonomía de un año, emiten una señal cada hora hacia un satélite, que se retransmite a un centro de procesamiento de datos en Toulouse (Francia), donde se encuentra CLS, y luego llega a las pantallas del ministerio en Yakarta.
La mayoría de balizas lanzadas frente a Yakarta se detectaron en la costa de la isla de Java pero algunas continuaron viajando más de 1.000 km hacia el este, hasta Bali.
Otras balizas lanzadas en Surabaya, la segunda ciudad más grande del país, encallaron en los manglares de Sumatra, al oeste del archipiélago, un entorno particularmente frágil.
“Algunas que fueron lanzadas hace seis meses todavía están a la deriva, y desafortunadamente eso significa que los restos todavía están en el océano y se unirán a las vastas acumulaciones de plástico en el Índico o el Pacífico”, dice Jean-Baptiste Voisin, director de la filial de CLS en Indonesia.
En total está previsto lanzar 70 balizas para comprender mejor la deriva de residuos según las estaciones, el viento, las olas y las corrientes y así anticipar mejor el impacto en los ecosistemas y optimizar la recolección.
De esta forma, las autoridades podrán decidir si recogen los deshechos directamente, si colocan una presa en un sitio estratégico o envían botes para recuperarlos en el mar.
MIGRACIONES DE ANIMALES EN PELIGRO
Los residuos representan un peligro para cientos de especies marinas y aves y un riesgo aún poco estudiado para la salud humana, a través de los microplásticos que pueden ser ingeridos.
“Lo más importante es saber cómo los escombros se cruzarán con las migraciones de animales, como tortugas y ballenas”, dijo Aulia Riza Farhan, subdirectora de vigilancia y flota del ministerio de Asuntos Marítimos.
Los desechos de Yakarta representan un riesgo significativo para las tortugas, que migran de la isla de Borneo hasta Bali, apunta.
Hace dos años, un cachalote fue encontrado muerto en una costa de Indonesia con seis kilos de desechos plásticos en el estómago, incluidos 115 vasos y 25 bolsas.
Cerca de ocho millones de toneladas de plástico se vierten en los océanos cada año, el equivalente de un camión por minuto, según la oenegé estadounidense Ocean Conservancy. Y más de 620.000 toneladas provienen cada año de Indonesia.
El país del sudeste asiático se ha fijado el objetivo de reducir estas cantidades en un 70% para 2025.
En la capital, las bolsas de plástico de un solo uso fueron prohibidas este año pero el reciclaje de residuos aún es muy minoritario. El gobierno reconoce que sin un cambio radical la contaminación plástica en el mar de Indonesia podría aumentar otro 30% para 2025.