No conseguir el puntaje esperado en la Prueba de Selección Universitaria (PSU) puede acarrear una serie de sentimientos negativos en los jóvenes, lo que vuelve fundamental tener las herramientas necesarias para poder contenerlos y explicarles que no se trata del fin del mundo.
Para Rodrigo López, Psicólogo, Coach Educacional y Director del Magíster en Psicología Educacional de la Universidad Mayor, parte de la culpa la tiene el entorno que rodea a los estudiantes, y que presenta la PSU como la “prueba de sus vidas”, siendo que simplemente se trata de una más.
“En esta visión los padres, colegios y preuniversitarios colaboran sustancialmente. Los primeros, al proyectar sus expectativas personales en los hijos; los segundos, al tratar de lograr mejores puntajes; y, los terceros, por su afán de mejorar frente a la competencia. Todo esto compone un escenario especialmente complejo para los jóvenes”, advirtió el académico.
Respecto a las claves para manejar el estrés y subirles el ánimo a los jóvenes que no lograron los resultados esperados, el académico apuntó que “un primer paso para lograr cierta estabilidad emocional es la familia, ya que corresponde al lugar donde sus integrantes se nutren en lo afectivo. En ese sentido, estar en familia debiese ser la mejor experiencia de contención emocional”.
Una vez logrado ese ambiente de contención, el experto recomienda tomar los resultados desde el coaching educacional:
1.- Reflexión. Un primer paso para superar los malos resultados parte por mirarse reflexivamente y sacar conclusiones o aprendizajes de lo sucedido. “Siempre hay aprendizajes en las acciones que realizamos y es importante darse cuenta de lo que se hizo mal para no volver a repetirlo”, explicó López.
2.- Conversar. Otro aspecto relevante es poder entablar “conversaciones de sentido” con los padres y evitar las recriminaciones. “La experiencia de no haber alcanzado mejores resultados debe manejarse adecuadamente en una conversación. De algún modo hay que entender que un hijo no logró su objetivo es también responsabilidad de los padres”.
3.- Objetivos. Una vez asumido el fracaso y sacadas las conclusiones respectivas, el experto en coaching educacional recomienda “definir con absoluta sinceridad el nuevo punto de partida donde el joven iniciará su estrategia para logar su objetivo el próximo año. No hay que venderse cuentos ya que la fantasía juvenil puede ser un obstáculo”.
Para Rodrigo López, Psicólogo, Coach Educacional y Director del Magíster en Psicología Educacional de la Universidad Mayor, parte de la culpa la tiene el entorno que rodea a los estudiantes, y que presenta la PSU como la “prueba de sus vidas”, siendo que simplemente se trata de una más.
“En esta visión los padres, colegios y preuniversitarios colaboran sustancialmente. Los primeros, al proyectar sus expectativas personales en los hijos; los segundos, al tratar de lograr mejores puntajes; y, los terceros, por su afán de mejorar frente a la competencia. Todo esto compone un escenario especialmente complejo para los jóvenes”, advirtió el académico.
Respecto a las claves para manejar el estrés y subirles el ánimo a los jóvenes que no lograron los resultados esperados, el académico apuntó que “un primer paso para lograr cierta estabilidad emocional es la familia, ya que corresponde al lugar donde sus integrantes se nutren en lo afectivo. En ese sentido, estar en familia debiese ser la mejor experiencia de contención emocional”.
Una vez logrado ese ambiente de contención, el experto recomienda tomar los resultados desde el coaching educacional:
1.- Reflexión. Un primer paso para superar los malos resultados parte por mirarse reflexivamente y sacar conclusiones o aprendizajes de lo sucedido. “Siempre hay aprendizajes en las acciones que realizamos y es importante darse cuenta de lo que se hizo mal para no volver a repetirlo”, explicó López.
2.- Conversar. Otro aspecto relevante es poder entablar “conversaciones de sentido” con los padres y evitar las recriminaciones. “La experiencia de no haber alcanzado mejores resultados debe manejarse adecuadamente en una conversación. De algún modo hay que entender que un hijo no logró su objetivo es también responsabilidad de los padres”.
3.- Objetivos. Una vez asumido el fracaso y sacadas las conclusiones respectivas, el experto en coaching educacional recomienda “definir con absoluta sinceridad el nuevo punto de partida donde el joven iniciará su estrategia para logar su objetivo el próximo año. No hay que venderse cuentos ya que la fantasía juvenil puede ser un obstáculo”.