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El crecimiento de la industria cinematográfica y del entretenimiento en América Latina

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El desarrollo de la cultura es un elemento fundamental para el crecimiento de un país. No solo por el aspecto social, sino también por el económico.

En ese sentido, la industria audiovisual se ha convertido en uno de los referentes económicos en América Latina, con un crecimiento sostenido en los últimos años. Los números lo avalan, no solo en la actualidad, sino también de cara al futuro. Según estudios, se espera que esta industria alcance una cifra de 170,000 millones de dólares para el 2030, con un crecimiento de 7,2% anual, desde el 2024.

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El crecimiento de la industria audiovisual en números

En lo que refiere a la región, México, Argentina y Brasil son los tres países más grandes y con la industria audiovisual más importante. Esto se ve reflejado en los ingresos obtenidos durante los últimos años. En promedio, el sector aportó entre 20,000 y 25,000 millones de dólares, de los cuales, 3,000 millones pertenecen exclusivamente al cine.

Sin embargo, en los últimos años, también se ha generado un crecimiento importante en otros países latinoamericanos, en lo que se conoce como industrias audiovisuales emergentes. En esta categoría podemos nombrar a Colombia, e incluso a Chile. En un periodo de 10 años, los ingresos de la actividad han crecido en promedio entre 15% y 20%, cifras más que significativas.

El crecimiento de la industria audiovisual tiene distintos impactos en lo que refiere a fuentes de trabajo. Por un lado, tenemos el impacto directo en los distintos rubros relacionados con el cine. Desde actores, directores, guionistas, equipo de sonido, etc., que ha visto cómo ha aumentado su flujo de trabajo.

Pero también, debemos observar el llamado impacto indirecto. Pongamos un ejemplo bien claro: para la filmación de películas y series, el vestuario es un elemento fundamental. Para cumplir con todas las necesidades en este departamento, se impulsa la fabricación de materias primas, y obviamente, todos los procesos que están relacionados. Esto impulsa el trabajo, y por ende el salario, de múltiples áreas, lo que conlleva a un mayor gasto y consumo en general que impulsa el llamado “circulo económico”.

Un estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo, en conjunto con Netflix, indicó que por cada $10 de gasto en la industria audiovisual, se genera un excedente de $6 a $9 a lo largo de toda la cadena económica. Al mismo tiempo, por cada 100 empleados en esta industria, los sectores económicos secundarios logran contratar entre 50 y 70 personas más.

Para que la industria audiovisual pueda crecer no se necesita solo talento y mano de obra de calidad, sino que es necesaria la participación de los distintos gobiernos de los países, mediante la implementación de políticas públicas eficientes que puedan contribuir a lograr un crecimiento sostenido.

Entre las medidas clave del gobierno se encuentran:

  • La ampliación de la infraestructura, a través de inversión en espacios que permitan colaboraciones entre los sectores públicos y privados. De esta manera, se pueden combatir las limitaciones y aumentar la capacidad de producción.
  • Incentivar a las empresas de producción, ya sea con créditos accesibles o con bonificaciones. Esto permite la atracción de productores internacionales y que se pueda lograr un trabajo en conjunto, en colaboración con los estudios locales.
  • Crear programas de capacitación que permiten crear competencias técnicas, al mismo tiempo que se promueve la diversidad en la industria, especialmente con programas enfocados en los jóvenes.
  • La lucha contra la piratería. Si bien es algo prácticamente imposible debido al internet, esto no significa que hay que abandonar la lucha contra la piratería. El esfuerzo debe ser muy grande, para evitar pérdidas o por lo menos disminuirlas.

El cambio de paradigma en la industria audiovisual

Hasta hace unos años, había solamente dos caminos claros dentro de la industria audiovisual.

Por un lado, se encontraba el cine “mainstream” o comercial, es decir, lo que todos conocemos como Hollywood. Sin embargo, para la región de América Latina, era casi imposible competir con la industria norteamericana y, en segundo plano, con la europea.

La principal barrera eran los costos y las posibilidades de filmación. Mientras que la industria extranjera podía contratar actores latinoamericanos sin problemas, la situación a la inversa estaba totalmente fuera de toda posibilidad.

Esto no evitó que películas de la región llegaran a ese nivel, aunque siempre fueron pocas. Por ejemplo, la película “Argentina, 1985” estuvo nominada a los premios Oscar en 2022. Y si nos vamos más atrás, encontramos la nominación de “Relatos salvajes” en 2014, y el premio de “El secreto de sus ojos”, en 2009. Brasil también tuvo películas taquilleras, como el caso de “Ciudad de Dios” (Cidade de Deus) y “Tropa de Elite”.

Sin embargo, la mayor parte de la industria cinematográfica latinoamericana fue desarrollada dentro del llamado cine independiente, con producciones locales. Muchas de ellas logradas con mucho esfuerzo y con ayuda de entidades gubernamentales. Por ejemplo, en Chile se encuentra el Consejo del Arte y la Industria Audiovisual, conocido por las siglas CAIA; y en Argentina el INCA, que es Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales.

Muchas producciones también tenían un breve paso por las salas de cine (o incluso no se proyectaban) y pasaban directamente a la televisión. Todo esto cambió con la aparición de las plataformas de Streaming.

El paradigma se modificó con la aparición de Netflix, y posteriormente, con otras plataformas audiovisuales, como Amazon Prime o Star+. Esto generó un espacio donde la industria audiovisual de cada país puede florecer, con producciones constantes y de calidad.

Los servicios de streaming cambiaron la forma de consumo. Con el servicio OnDemand, las personas pueden ver lo que quieran, en cualquier momento. Así, nació lo que se conoce como empresas de video bajo demanda o VoD. La demanda global, no solo local, de contenidos, provocó un crecimiento rápido de la industria en América Latina.

La cantidad de producciones aumentó, junto con su calidad, y trajo como consecuencia mayor impacto en las áreas de animación y efectos visuales. Hay muchas productoras que trabajan exclusivamente con Netflix, y también hay empresas independientes que promueven sus contenidos en busca de una alianza comercial.

El funcionamiento de los servicios de streaming es muy favorable en lo que respecta al consumo de los usuarios. Por un lado, tiene el aspecto regional, lo que favorece el contenido de cada país. Así, se hace énfasis en los productos locales, dándole mayor visualización e importancia.

Al mismo tiempo, existe un algoritmo que trabaja en base a las preferencias de los usuarios. A medida que ven películas y series, la plataforma va captando sus elecciones y contenidos favoritos, para ofrecerle una experiencia personalizada. Por ejemplo, si a una persona le gusta ver contenidos de su país, o de otros países cercanos, entonces el algoritmo hará un mayor énfasis en esa categoría.

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