Cada 20 de mayo, el mundo celebra el Día Mundial de las Abejas, una fecha que nos invita a reflexionar sobre la importancia de estos polinizadores en la vida del planeta. Pero en medio de una creciente crisis climática, una guerra económica global y una carrera por la soberanía alimentaria, la pregunta es inevitable: ¿Dónde quedan las abejas hoy?
Las abejas no sólo producen miel sino que polinizan más del 75% de los cultivos alimentarios del mundo. Se estima que cerca del 35% de la producción agrícola global depende directamente de la polinización animal, siendo las abejas las principales responsables. Sin ellas, más de 90 especies de cultivos importantes como manzanas, almendras, tomates, paltas y berries verían reducida su productividad o desaparecerían.
En palabras del Dr. Enrique Mejías, investigador en temas apícolas de la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN) “las abejas son indicadores vivos del estado del medio ambiente. Cuando su ciclo de vida se ve alterado, es el ecosistema completo el que está dando señales de alerta. Protegerlas es mucho más que una acción ambiental, es una necesidad estratégica para la humanidad.”
En la actual guerra económica global, donde los recursos naturales se transan como commodities, las abejas se han transformado en víctimas colaterales.
REALIDAD NACIONAL
Chile es uno de los países más afectados por la crisis hídrica, pero también sigue siendo considerado una potencia agroalimentaria del hemisferio sur. ¿Podría cumplir sus expectativas productivas prescindiendo de las abejas? “Nuestro país cuenta con una apicultura resiliente, reconocida por la pureza de su miel y por su biodiversidad única, desde el desierto florido hasta los bosques patagónicos. Pero esta riqueza natural está en peligro si no tomamos decisiones urgentes”, agrega Mejías.
La apicultura nacional cuenta con más de 1 millón 500 mil colmenas registradas, donde más del 95% de los apicultores pertenece a la apicultura familiar campesina e indígena. La miel chilena ha ganado reconocimiento internacional por su alta calidad, y actualmente se exporta a mercados exigentes como la Unión Europea, Canadá y Estados Unidos. Recientemente, también ha comenzado a ingresar a destinos como los Emiratos Árabes Unidos y China.
En la contingencia actual, donde el precio de los alimentos sube y la seguridad alimentaria se vuelve prioridad para los gobiernos y la población, es importante salvaguardar la calidad del producto, sus propiedades naturales y su autenticidad.
Proteger a las abejas es más que una declaración de buenas intenciones: es una estrategia de desarrollo. Es asegurar la polinización de cultivos, la sostenibilidad de nuestras exportaciones agrícolas y la salud de los ecosistemas que nos sostienen.
“Si Chile aspira a consolidarse como un referente de excelencia agroalimentaria en el continente, debe reconocer que gran parte de su base productiva agrícola depende de la labor silenciosa pero esencial de sus principales aliadas: las abejas. Además de su rol clave en la polinización, las abejas chilenas se han convertido en un valioso recurso de exportación gracias a su destacada genética. Por ello, la mejor forma de conmemorar este día es reconociendo el lugar que merecen, por la nobleza con la que han acompañado y contribuido al desarrollo de la humanidad desde tiempos ancestrales”, concluye el investigador.