Graves incidentes se llevaron a cabo en la ciudad de San Salvador, provincia de Jujuy, Argentina, en rechazo a una reforma a la constitución local, impulsada por el gobernador Gerardo Morales.

Según consignó La Nación de Argentina, al enterarse del cambio en la Carta Magna, cientos de manifestantes comenzaron a tirar vallas perimetrales de la Legislatura provincial y a lanzar piedras contra la policía. Además, algunos activistas lograron hacer ingreso al edificio y prendieron fuego a una oficina, en la que se apilaban cientos de expedientes.

La tensión comenzó a ebullir cuando el viernes pasado se aprobaron dos artículos que establecen “prohibición de cortes de calles y cortes de rutas” y de “toda otra perturbación al derecho a la libre circulación de las personas y la ocupación indebida de edificios públicos” en la provincia, según señala el citado medio.

Esto gatilló una serie de protestas y un llamado a paro general de diferentes gremios. Asimismo, el Ministerio del Trabajo nacional advirtió que los artículos podrían ser declarados inconstitucionales, ya que “sancionan y restringen la protesta social”. No obstante, la situación se agravó cuando se conoció que Morales aprobó otra modificación relacionada con las tierras de los pueblos originarios, quienes acusan una pérdida de derechos, desatando una ola de protestas en las calles.

La diputada nacional por Jujuy del Frente de Todos, Carolina Moisés, señaló a La Nación que “se acaba de aprobar la reforma de la Constitución. Se hizo todo a las apuradas cuando se preveía un plazo de tres meses de debate. Ocultaron el texto”.

Por su parte, el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, apuntó la responsabilidad contra el mandatario argentino, Alberto Fernández, junto con la vicepresidenta, Cristina Kirchner. “Hago responsable al presidente Alberto Fernández y a la vicepresidenta Cristina Kirchner de la extrema violencia que se está viviendo en la provincia de Jujuy”, comentó vía Twitter.

Paralelamente, el convencional constituyente Alejandro Nieva aludió al reclamo de parte de los pueblos originarios y aseguró que “no vamos a despejar a nadie de sus tierras”.