Este miércoles la corte de apelaciones francesa confirmó la sentencia para el expresidente del país, Nicolás Sarkozy, de 3 años de cárcel, dos de ellos exentos de cumplimiento, y con la posibilidad de cumplir su pena con arresto domiciliario y un brazalete electrónico.
El exmandatario galo, que gobernó entre el 2007 y 2012, fue acusado por un delito de corrupción y tráfico de influencias cometido en el año 2014, por el que fue condenado en primera instancia en el 2021.
Concretamente, la justicia determinó que Sarkozy intentó sobornar a un magistrado a cambio de información sobre un proceso legal en el que estaba implicado.
El exjefe de Estado se retiró del tribunal sin hacer declaraciones, pero su abogada, Jaqueline Laffont, calificó la sentencia como “desconcertante”, y que esta misma iba destinada a dar “lecciones morales pero no de derecho”, y confirmó que llevará el caso al Tribunal Supremo para demostrar la inocencia de su cliente.
Cabe destacar que Sarkozy, quien pasó a ser el primer presidente condenado a una pena de prisión efectiva, recibió esta sentencia suspendida de 2 años, con la condición de que no cometa otro delito en los próximos 5 años.
Por su parte, según explicó la presidenta del tribunal que llevó el caso, esta sentencia es particularmente dura porque “se benefició de su estatus de expresidente (…) para obtener un beneficio personal (…). Atenta contra la confianza que los ciudadanos pueden legítimamente esperar de la justicia”.
