Hace muy poco, debajo de todo su bloque de películas propias, series y clásicos del pop corn, Netflix subió a su plataforma la versión restaurada de “La historia oficial” (1985). Un incombustible relato argentino de Luis Puenzo, protagonizado por Norma Aleandro. Ahí, la actriz y directora teatral interpreta a Alicia una profesora de historia que no se mete mucho en política ni en los negocios de su esposo con los militares. Cuando la dictadura argentina comienza a desmoronarse, la mujer empieza a cuestionar el proceso desde distintos frentes y a sospechar que su pequeña hija adoptiva puede ser fruto de uno de los más cuestionables actos de nuestra historia regional de golpes de estado y saqueos.
“Lo triste de esta historia es que sea tan verdadera, tan real”, admite Aleandro a La Nación sobre el rol que más la ha marcado a nivel personal y profesional. “No fue fácil filmar ‘La historia oficial’ porque había mucho miedo en plena dictadura. Cuando Luis Puenzo me dijo que la quería filmar, no podía parar de llorar y lo rechacé varias veces hasta que me convenció. Pero me alegro de que lo haya hecho, porque yo suelo equivocarme mucho”, recuerda sobre una decisión que también lo fue a la hora de hacer la película. “Hubo actores amenazados, y se decidió dar por cancelada la filmación para la prensa, pero se siguió filmando en secreto”, recuerda.
Posteriormente, vino el primer Oscar latinoamericano para el filme y muchas películas y reconocimientos más pasaron bajo el puente de Aleandro: la Palma de Oro a mejor actriz en Cannes por esta misma película o la nominación al Oscar por “Gaby”, su paso por la comedia en “Nosotros los villanos” o la conmovedora “El hijo de la novia”, donde coincidió con Ricardo Darín como el hijo de una mujer con demencia senil.
Precisamente, Darín vuelve a las tablas chilenas bajo la dirección de Aleandro en “Escenas de la vida conyugal” (Sala Corpartes desde el 29 de mayo al 2 de junio), la versión teatral que el propio Ingmar Bergman versionó desde su película de 1973. En el texto, Juan y Mariana, relatan una secuencia de postales que tienen que ver con su matrimonio y con los meses posteriores a su separación a través de reflexiones donde el humor negro y el drama más realista funcionan como un molde exacto de las relaciones humanas.
La fogueada actriz no escatima en elogios sobre su elenco y sobre el Bergman más clásico que le cambió la vida, dice desde su hogar en Argentina a la espera del estreno. “Acá a Argentina llegaban todas las películas de Bergman y tenían mucho éxito. Se pasaban no solo en las salas de cine arte, sino en los cines comerciales. Una vez leí una entrevista de él en la que decía que para él era increíble que lo conocieran tan lejos de su tierra. Es una pena que ya no tenga las audiencias que llegó a tener”, dice la actriz ante la arremetida de un cine de superhéroes que colapsa agendas y multisalas.
Lo que puede hacer un relato sensible sobre una pareja en plena separación contra los Avengers, descansa pues en un buen texto y una interpretación excepcional. En este caso, la pareja protagónica Andrea Pietra y Ricardo Darín, hacen del día a día del corazón de Juan y Mariana, una trama elocuente.
“Si bien puede parecer muy triste y dramática una separación, la historia está volcada también hacia la cotidianidad de la que habla el título. Es decir, la vida no es una permanente tragedia, es por momentos cómica y yo creo que ahí radica el éxito de un texto proveniente de tan lejos y de hace tanto tiempo”, explica.
Sobre Ricardo Darín, la celebridad argentina que acá se desnuda como un esposo en el ocaso del amor de pareja, la directora cree que Juan es un personaje a la medida del intérprete de “Nueve Reinas” y “Relatos salvajes”.
“Me gusta mucho la actuación de Ricardo en cine y teatro. Desde hace años en que comenzamos a trabajar. Siempre he creído que esta obra es ideal para él, que trabaja con tanta plasticidad el drama y la comedia y eso no es tan fácil. Sin embargo, le interesó el proyecto y así arrancamos ya hace varios años. Con tanto interés de su parte que solemos adecuar las temporadas a su trabajo fílmico que es muy incesante. Lo bueno de él es su profesionalismo ya que trabaja en esto desde chico y es muy adorado no solo como galán sino como la persona hermosa que es y por sus convicciones sociales. Su gran inteligencia es algo aparte, que se demuestra en la forma que ha logrado conducir algo tan difícil como la fama sin cambiar de personalidad. Contamos también con una compañera extraordinaria que es Andrea Pietra quien también es muy espontánea y buena comediante, ambas características que se necesitan para la obra”, remarca.
“Eso es una ventaja muy especial porque los actores pueden ir cumpliendo años e ir abarcando nuevas vivencias y experiencias desde que arrancan los recuerdos de juventud hasta la etapa más adulta y madurez. Este desafío también es algo muy amable para el espectador también que se identifica con cosas que le han pasado, que les están pasando y que pueden pasar también. Y si no te están pasando a ti, le suceden a alguien a tu lado. En ese sentido, las situaciones que plantea Bergman parecen simples a primera vista, pero guardan la complejidad propia de las relaciones humanas”, cree Norma Aleandro.
“Normalmente estas son las cosas que le suceden a cualquiera que esté consciente de su propia tragicomedia. Consciente de estas ‘escenas’ de su vida que son las que están contándole. Algo que calza con la manera en que el pueblo más pequeño puede ser también un universo cuando lo ves de cerca. Es como poner un microscopio en un lugar donde por lo general solemos usar un telescopio”, dice sobre la falta de atención que la rutina impide poner en los temas del corazón.
Reitera que ese microscopio suele detenerse poco en la intimidad de pareja y que ahí radica el éxito de “Escenas de la vida conyugal”.
“Entre Juan y Mariana se da un espacio de sometimiento en el que, al igual que su mujer, el hombre también está supeditado a su pareja pero que, a la larga, decanta en una unión cuando las cosas están mal. Suele pasar que, al separarse, las personas empiezan a entender cosas que pasan en el matrimonio y que, en un repaso detenido, representan las diversas formas de sanación que puede llegar como una búsqueda de sentido, pasar a estar juntos de nuevo, conocer a otras personas y, en general, tratar de pasar la vida de otra manera, pero sin tanto sufrimiento ni rencores. En rigor la convivencia, creo que es no cuestionarse si uno está sometido al otro o viceversa, sino entregarse en pro de un proyecto mayor”, reflexiona.
“Lo triste de esta historia es que sea tan verdadera, tan real”, admite Aleandro a La Nación sobre el rol que más la ha marcado a nivel personal y profesional. “No fue fácil filmar ‘La historia oficial’ porque había mucho miedo en plena dictadura. Cuando Luis Puenzo me dijo que la quería filmar, no podía parar de llorar y lo rechacé varias veces hasta que me convenció. Pero me alegro de que lo haya hecho, porque yo suelo equivocarme mucho”, recuerda sobre una decisión que también lo fue a la hora de hacer la película. “Hubo actores amenazados, y se decidió dar por cancelada la filmación para la prensa, pero se siguió filmando en secreto”, recuerda.
Posteriormente, vino el primer Oscar latinoamericano para el filme y muchas películas y reconocimientos más pasaron bajo el puente de Aleandro: la Palma de Oro a mejor actriz en Cannes por esta misma película o la nominación al Oscar por “Gaby”, su paso por la comedia en “Nosotros los villanos” o la conmovedora “El hijo de la novia”, donde coincidió con Ricardo Darín como el hijo de una mujer con demencia senil.
Precisamente, Darín vuelve a las tablas chilenas bajo la dirección de Aleandro en “Escenas de la vida conyugal” (Sala Corpartes desde el 29 de mayo al 2 de junio), la versión teatral que el propio Ingmar Bergman versionó desde su película de 1973. En el texto, Juan y Mariana, relatan una secuencia de postales que tienen que ver con su matrimonio y con los meses posteriores a su separación a través de reflexiones donde el humor negro y el drama más realista funcionan como un molde exacto de las relaciones humanas.
La fogueada actriz no escatima en elogios sobre su elenco y sobre el Bergman más clásico que le cambió la vida, dice desde su hogar en Argentina a la espera del estreno. “Acá a Argentina llegaban todas las películas de Bergman y tenían mucho éxito. Se pasaban no solo en las salas de cine arte, sino en los cines comerciales. Una vez leí una entrevista de él en la que decía que para él era increíble que lo conocieran tan lejos de su tierra. Es una pena que ya no tenga las audiencias que llegó a tener”, dice la actriz ante la arremetida de un cine de superhéroes que colapsa agendas y multisalas.
Lo que puede hacer un relato sensible sobre una pareja en plena separación contra los Avengers, descansa pues en un buen texto y una interpretación excepcional. En este caso, la pareja protagónica Andrea Pietra y Ricardo Darín, hacen del día a día del corazón de Juan y Mariana, una trama elocuente.
“Si bien puede parecer muy triste y dramática una separación, la historia está volcada también hacia la cotidianidad de la que habla el título. Es decir, la vida no es una permanente tragedia, es por momentos cómica y yo creo que ahí radica el éxito de un texto proveniente de tan lejos y de hace tanto tiempo”, explica.
Sobre Ricardo Darín, la celebridad argentina que acá se desnuda como un esposo en el ocaso del amor de pareja, la directora cree que Juan es un personaje a la medida del intérprete de “Nueve Reinas” y “Relatos salvajes”.
“Me gusta mucho la actuación de Ricardo en cine y teatro. Desde hace años en que comenzamos a trabajar. Siempre he creído que esta obra es ideal para él, que trabaja con tanta plasticidad el drama y la comedia y eso no es tan fácil. Sin embargo, le interesó el proyecto y así arrancamos ya hace varios años. Con tanto interés de su parte que solemos adecuar las temporadas a su trabajo fílmico que es muy incesante. Lo bueno de él es su profesionalismo ya que trabaja en esto desde chico y es muy adorado no solo como galán sino como la persona hermosa que es y por sus convicciones sociales. Su gran inteligencia es algo aparte, que se demuestra en la forma que ha logrado conducir algo tan difícil como la fama sin cambiar de personalidad. Contamos también con una compañera extraordinaria que es Andrea Pietra quien también es muy espontánea y buena comediante, ambas características que se necesitan para la obra”, remarca.
UNA OBRA QUE ENVEJECE JUNTO A SU PÚBLICO
Desde hace tres décadas la actriz se reencuentra con este montaje que ha paseado por toda la región y que solo detiene sus itinerancias cuando al equipo ya no les da más el cuerpo. En ese sentido, señala que esta es una obra que envejece junto a sus actores y a un público que también evoluciona dentro y fuera de la sala.“Eso es una ventaja muy especial porque los actores pueden ir cumpliendo años e ir abarcando nuevas vivencias y experiencias desde que arrancan los recuerdos de juventud hasta la etapa más adulta y madurez. Este desafío también es algo muy amable para el espectador también que se identifica con cosas que le han pasado, que les están pasando y que pueden pasar también. Y si no te están pasando a ti, le suceden a alguien a tu lado. En ese sentido, las situaciones que plantea Bergman parecen simples a primera vista, pero guardan la complejidad propia de las relaciones humanas”, cree Norma Aleandro.
“Normalmente estas son las cosas que le suceden a cualquiera que esté consciente de su propia tragicomedia. Consciente de estas ‘escenas’ de su vida que son las que están contándole. Algo que calza con la manera en que el pueblo más pequeño puede ser también un universo cuando lo ves de cerca. Es como poner un microscopio en un lugar donde por lo general solemos usar un telescopio”, dice sobre la falta de atención que la rutina impide poner en los temas del corazón.
Reitera que ese microscopio suele detenerse poco en la intimidad de pareja y que ahí radica el éxito de “Escenas de la vida conyugal”.
“Entre Juan y Mariana se da un espacio de sometimiento en el que, al igual que su mujer, el hombre también está supeditado a su pareja pero que, a la larga, decanta en una unión cuando las cosas están mal. Suele pasar que, al separarse, las personas empiezan a entender cosas que pasan en el matrimonio y que, en un repaso detenido, representan las diversas formas de sanación que puede llegar como una búsqueda de sentido, pasar a estar juntos de nuevo, conocer a otras personas y, en general, tratar de pasar la vida de otra manera, pero sin tanto sufrimiento ni rencores. En rigor la convivencia, creo que es no cuestionarse si uno está sometido al otro o viceversa, sino entregarse en pro de un proyecto mayor”, reflexiona.