“Ceñirse conforme a instrucciones, cuando su utilización tienda en forma efectiva a la consecución del objetivo deseado, que no es otro que disolver manifestaciones que no sean pacíficas y a la gradualidad como protocolo sobre el uso de la fuerza”, es la instrucción a la que deben atenerse los efectivos de Carabineros para el uso racionalizado de bombas lacrimógenas.
Así lo dispuso la Dirección de Logística de la institución, luego que en estos 45 días en que sus Fuerzas Especiales se han dedicado a la contención de focos de violencia y otros incidentes y delitos en el marco del estallido social con dichos elementos disuasivos, éstos se han tornado escasos.
De allí que, según informó La Tercera, Carabineros hiciera una compra acotada de cartuchos lanzagases a la empresa brasileña Condor, que debe ser utilizada conforme a la orden indicada para optimizar su efectividad y no desperdiciar el elemento disuasivo que tuvo un uso mayor con la suspensión, en algunas ciudades del país, de las escopetas antiditurbios que disparan perdigones.
Según el detalle del documento los proyectiles alcanzan entre 130 y 165 metros, con una “dispersión aproximada de las cápsulas” de 16 metros y que “en el control de muchedumbres, para el uso de la munición de calibre 37 milímetros”.
Por ello, precisa, se debe contemplar una técnica de disparo, “siempre en forma angular, de parábola o indirecto, considerando que el cartucho lacrimógeno CS, necesita espacio y tiempo para expulsar la cápsula”.
Esto, subraya, debe hacerse “sin efectuar disparos haciendo rebotar el proyectil para proyectarlo hacia la multitud, debido a que la dirección y velocidad será distinta a la deseada por el tirador”.
Así lo dispuso la Dirección de Logística de la institución, luego que en estos 45 días en que sus Fuerzas Especiales se han dedicado a la contención de focos de violencia y otros incidentes y delitos en el marco del estallido social con dichos elementos disuasivos, éstos se han tornado escasos.
De allí que, según informó La Tercera, Carabineros hiciera una compra acotada de cartuchos lanzagases a la empresa brasileña Condor, que debe ser utilizada conforme a la orden indicada para optimizar su efectividad y no desperdiciar el elemento disuasivo que tuvo un uso mayor con la suspensión, en algunas ciudades del país, de las escopetas antiditurbios que disparan perdigones.
Según el detalle del documento los proyectiles alcanzan entre 130 y 165 metros, con una “dispersión aproximada de las cápsulas” de 16 metros y que “en el control de muchedumbres, para el uso de la munición de calibre 37 milímetros”.
Por ello, precisa, se debe contemplar una técnica de disparo, “siempre en forma angular, de parábola o indirecto, considerando que el cartucho lacrimógeno CS, necesita espacio y tiempo para expulsar la cápsula”.
Esto, subraya, debe hacerse “sin efectuar disparos haciendo rebotar el proyectil para proyectarlo hacia la multitud, debido a que la dirección y velocidad será distinta a la deseada por el tirador”.