Se apareció marzo y los escolares vuelven en masa a un nuevo año de cuadernos, recreos, pruebas y clases. Pero en más de 100 años, la escuela chilena ha sufrido cambios fundamentales. ¿Cómo eran la admisión, los útiles y los ramos en los colegios chilenos a principios del siglo XX? Revisamos la rica bibliografía del Museo de la Educación, y esto fue lo que descubrimos.
“En una palabra, el régimen interno será maternal, inspirando en las alumnas el amor al estudio y a la buena conducta, por medio de la emulación, y corrigiendo las faltas con el consejo, el cariño y la energía necesaria“. Así reza el prospecto del “Liceo Americano para niñas y kindergarten para niñitos”, un establecimiento escolar de lo que hoy es la comuna de Santiago centro.
El documento que data del año 1902 está disponible en la rica colección digital de la página web del Museo de la Educación. El colegio había sido fundado en marzo de 1892, y su lema era “La instrucción con su cultura hace amable una criatura/ la educación con su nobleza nos hace amar la pobreza”.
El establecimiento que estuvo ubicado en Carmen 248 y luego en Santa Rosa 142, 144 y 152 recibía alumnas internas y externas y también “niñitos externos para el kindergarten”, siendo uno de los primeros en el país en otorgar educación en este nivel inicial.
Por las aulas del Liceo Americano pasaron figuras insignes, como Amanda Labarca, que en las primeras décadas del siglo XX sobresalió como educadora, feminista, y una destacada intelectual. La figura de Amanda Labarca ha estado en boga por estos días, porque con su nombre será rebautizada la calle actualmente conocida como almirante Gotuzzo, el pasaje que se ubica tras el ministerio de Hacienda en pleno centro cívico de Santiago.
Imagen: Archivo visual del Museo de la Educación Gabriela Mistral.
Darle un vistazo al prospecto del Liceo Americano permite apreciar cómo eran la admisión, los útiles y los ramos en la escuela chilena del pasado, y así verificar los cambios que ha dado la educación en más de 100 años. Revisemos algunos de ellos:
ADMISIÓN
En esta época, los padres entran en estrés cuando deben postular al pequeño de la familia en un colegio. Por ejemplo, si quiere ingresar en 2017, hay que ir haciendo los trámites desde ya.
Antes era otros tiempos. El Liceo Americano abría el período de matrículas el 20 de febrero “de 9 a 11 AM, y de 2 a 4 PM”. Las clases “principian” el 4 de marzo, “indefectiblemente”, subrayaba el reglamento.
No había grandes campañas publicitarias. Para informar a los interesados, “se pondrá avisos en los diarios y en la puerta de calle del liceo”, reza el prospecto.
A la hora de pagar, también en esa época había promociones: “por tres alumnas de la misma casa se rebajará el 10 por ciento; por cuatro, el 15 por ciento; y por cinco el 20 por ciento”.
LOS RAMOS
Las clases iban de 8 de la mañana a 5 de la tarde, en dos tandas. Primero, de 8 a 11, y después desde las 13 a las 5. Los ramos de la época eran distintos e incluían asignaturas como dibujo a mano libre, lecturas morales, urbanidad, bandurria, labores de mano y especiales como declamación.
Entre las actividades, se destacaba que “se harán lecturas morales de biografías o anécdotas de jóvenes que sirvan de ejemplo” para las estudiantes. Y también había espacio para actividades más recreativas como “paseos campestres al cerro de Santa Lucía, a la Quinta Normal al Parque Cousiño o a las quintas vecinas”. Incluso, se podrían programar “baños de tina o de natación según el tiempo”.
En el caso de las niñas de régimen internado, el horario era distinto:
Imagen: Archivo visual del Museo de la Educación Gabriela Mistral.
ÚTILES
Mientras los padres de hoy aún ultiman las listas de útiles escolares, tremendamente titánicas y que hacen tiritar el presupuesto familiar, las cosas eran bien diferentes en el pasado.
En el caso de las estudiantes del Liceo Americano, las alumnas externas debían llevar “libros, cuadernos en blanco, un bolsón, un estuche para guardar lápices porta plumas y goma y un delantal”.
Las alumnas internas, lo mismo, más “una servilleta con anillo marcado”. Sin embargo, también debían aportar un ajuar completo (catre de fierro, somier, colchón de lana, entre otros), lo que evidentemente encarecía el presupuesto escolar familiar.
En todo caso, los textos y demás utensilios, el establecimiento hacía presente que “los proporciona el liceo a precio de librería”.
LAS REGLAS
Si los estudiantes se quejan que no pueden hacer lo que quieren en el colegio, hay que ver cómo eran los reglamentos en el pasado. Acá, algunas normas del Liceo Americano que se preciaba de ser un “establecimiento que se recomienda por el orden y disciplina que en él se observa”, según el prospecto.
• Se estimulará a las alumnas por medio de recompensas y castigos penitenciales
• Se prohibirá la lectura de novelas y de todo libro que no sea de estudio.
• “Es prohibido entre las alumnas todo regalo, cambio o venta de cualquier objeto, y se prohíbe también el uso de alhajas de valor”.
• Todos los viernes habrá revista de libros y cuadernos
Imagen: Archivo visual del Museo de la Educación Gabriela Mistral.
HAY QUE IR
El Museo de la Educación Gabriela Mistral reabrió sus puertas en marzo de 2006 tras 21 años de estar cerrado al público. Cuenta con una exhibición que brinda un importante recorrido por la historia de la educación en Chile.
Por el momento se encuentra cerrada la muestra permanente, pero está agendando charlas y otras actividades que puede informarse en:
• Web: http://www.museodelaeducacion.cl/
• Facebook: Museo.Educacion
• Dirección: Chacabuco 365 Metro Estación Quinta Normal Santiago- Chile. Lunes a viernes, de 10:00 a 17:00 horas. Sábado, de 10:00 a 15:30 horas. Entrada liberada.
SECCIÓN: País
FUENTE: Samuel Romo