El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) presentó este jueves una querella criminal por el delito de apremios ilegítimos contra gendarmes que, de acuerdo al escrito, habrían agredido y presionado a terceros a agredir a un interno, quien terminó con un dedo cercenado al interior de la cárcel de Colina II.
Además, el uso de teléfonos celulares quedó al descubierto, ya que la riña que inició todo fue grabada por un tercero. En la acción legal, ingresada ante el Juzgado de Garantía de Colina, fue detallado que el pasado 12 de diciembre, a eso de las 22:30, el interno de iniciales G.I.F.A. comenzó una pelea con otro recluso en el primer piso del módulo 1 del recinto penal.
Según el relato de la víctima, el recluso con quien peleó “había sido enviado por instrucciones de otro interno de mayor jerarquía carcelaria e influencia sobre otros privados de libertad, que habita en el tercer piso del módulo”, apunta el escrito.
Al día siguiente, en la cuenta de internos de la mañana, llegaron “dos funcionarios de Gendarmería de Chile, uno de ellos identificado como Gendarme Moya, a la celda de la víctima y procede, uno de ellos, a golpearlo en la cabeza en dos ocasiones recriminando por la pelea en la que había estado envuelto el día anterior”, complementó la querella.
Luego, el mismo funcionario lo “obligó a subir al tercer piso del módulo, por medio de golpes en las piernas y empujándolo hacia el interior del tercer piso, en donde se encontraba el interno de mayor jerarquía carcelaria involucrado en los hechos del día anterior”.
El texto indica también que luego de “empujarlo” hacia el módulo donde se encontraba este interno de mayor jerarquía, el funcionario de Gendarmería “procedió a cerrar la reja, dar aviso hacia el interior del módulo el ingreso de la víctima al sector y finalmente hacer abandono del lugar, dejando al otro gendarme que lo acompañaba resguardando la reja de ingreso al módulo”.
Dentro del lugar fue emboscado por al menos cinco sujetos que lo increparon por la pelea del día anterior, atacándolo con armas cortopunzantes. Posteriormente fue amordazado y obligado a poner su dedo índice en el borde de un balde para proceder a mutilarlo con un “puñal”. Esto le provocó “la amputación total de dicho miembro”.
Por lo anterior, el INDH afirmó que no fue suficiente el traslado del presidiario a la enfermería de Colina 2, sino que debió ser trasladado al Hospital San José. En el recinto asistencial, el recluso se entrevistó con una abogada del departamento de Promoción y Protección de los Derechos Humanos de la Dirección Nacional de Gendarmería de Chile, quien gestionó el traslado de G.I.F.A. a la cárcel de Rancagua, penal en el que permanece actualmente.