El conflicto armado que desde hace meses se mantiene entre Rusia y Ucrania está afectando seriamente a la economía global, que ve cómo se incumplen las expectativas de crecimiento previstas antes del conflicto.
En América Latina, las consecuencias se están dejando notar reflejándose en un bajo crecimiento económico y una elevada inflación. Ambos consecuencia de la volatilidad reinante en los mercados financieros y del pánico a la incertidumbre que los domina.
AUMENTO DE LOS PRECIOS Y PROBLEMAS EN LA CADENA DE SUMINISTRO
Uno de los sectores afectados por el conflicto es el comercio, pues la demanda externa se prevé disminuya debido a un crecimiento menor del esperado de los principales socios comerciales de la región -UE, China y EEUU-.
Además, los problemas en la cadena de suministros se unen al incremento en el precio de hidrocarburos, alimentos y demás bienes básicos, que han desembocado en un importante aumento de la inflación alcanzando, en algunos países, niveles históricos y que redundará en un incremento de las tasas de interés en los países desarrollados.
De igual manera, las economías emergentes se ven afectadas en los flujos de capital hacia sus mercados debido a que las condiciones financieras se han endurecido al confluir una mayor aversión al riesgo y un incremento de la volatilidad en los mercados financieros.
Por supuesto, la situación podría empeorar a lo largo del año de mantenerse la presión inflacionaria en los países desarrollados y la aplicación de políticas monetarias contractivas, con aumento de las tasas y retirada de los estímulos monetarios.
INFLACIÓN EN AMÉRICA LATINA
Según manifiestan algunos analistas, la inflación podría mantenerse elevada durante los próximos meses y no debido únicamente al conflicto entre Rusia y Ucrania, sino por los elevados precios tanto de la energía como de los bienes básicos y de transporte que se vienen produciendo durante los últimos meses.
Esta situación ha derivado en la aplicación de una política más restrictiva por parte de los bancos centrales, quienes han reaccionado aumentando de manera importante las tasas de interés, lo que se prevé derive en una contracción del gasto público con el consecuente freno al crecimiento y una disminución del ritmo de creación de empleo.
Lo cierto es que a pesar de la distancia geográfica de América Latina con la guerra en Ucrania, las consecuencias se están dejando notar en la región. Y con las tasas de interés en rally alcista y una inflación galopante como telón de fondo, el panorama rebosa complejidad y sitúa a los gobiernos en una complicada situación en la que deberán encontrar la fórmula que regule el incremento del coste de la vida al tiempo que evite que el aumento de las tasas de interés detengan el crecimiento económico.
EL PAR EUR/USD
En el momento de redactar este artículo, el par EUR/USD, que parecía haber encontrado una senda alcista, vuelve a su tendencia bajista enmarcándose en los 1,04 dólares por euro, dando la razón a aquellos analistas que ven escasas las probabilidades de que la situación se asiente de manera estructural y parece relevante de nuevo el temor a que la relación entre ambas divisas alcance la paridad, al haber alcanzado y sobrepasado la moneda única mínimos no vistos desde el 2017.
Bien es sabido que una divisa débil beneficia a las exportaciones, sin embargo en el contexto actual, en el que la inflación es uno de los principales problemas, la debilidad del euro derivaría en que el petróleo costase más, ya que se paga en dólares, lo que agravaría la presión inflacionaria, algo que el Banco Central Europeo desea evitar a toda costa.
En medio de estas turbulencias geopolíticas que asolan Europa, los operadores habituales del trading en Forex permanecen atentos a las decisiones de bancos y gobiernos, ya que estas afectan al valor de las divisas y es fundamental conocer en qué dirección comerciar para evitar al máximo los riesgos, elaborando una estrategia de la cual sea posible obtener rentabilidad, observando cómo influyen las medidas tomadas por los bancos centrales a los pares de divisas e identificando a los países más afectados por la crisis, para actuar adecuadamente en cuanto a las operaciones con esas divisas, al igual que con las de las divisas de los países cuyas monedas se consideran “fuertes”.