Colombia arrancó este domingo la votación para elegir al primer presidente que gobernará sin la amenaza guerrillera de las FARC en medio siglo, en un inédito duelo entre la derecha y la izquierda.
Paradójicamente, el acuerdo de paz con el que fuera el grupo rebelde más poderoso de América, hoy partido político, fracturó a este país de 49 millones de habitantes. Dos candidatos que representan polos opuestos asoman como los favoritos entre seis aspirantes.
El derechista Iván Duque (41 años), que defiende valores tradicionales y aboga por reducir impuestos a empresas, y el exguerrillero Gustavo Petro (58), que promete profundas reformas económicas, entre ellas gravar la tierra improductiva que en buena parte pertenece a terratenientes.
El senador Duque, hijo político del expresidente Álvaro Uribe (2012-10), obtenía el 39,11% de los votos y Petro, exalcalde de Bogotá y exguerrillero de la disuelta guerrilla M-19, el 25,10%, con el 99,19% de las mesas escrutadas, según la autoridad electoral.
El exgobernador de centro Sergio Fajardo quedó en tercer lugar con el 23,77% de los sufragios.
Hasta hace una semana, cuando por ley se dejaron de publicar mediciones, ninguna encuesta anticipaba una definición en primera vuelta en una nación históricamente gobernada por la derecha.
Si no fallan los sondeos, habrá que esperar hasta la segunda ronda el 17 de junio para conocer al futuro gobernante de la cuarta economía latinoamericana y el primer exportador mundial de cocaína.
Las mesas de votación abrieron a las 08:00 de la mañana en un clima seguro, según dijo el presidente Juan Manuel Santos tras votar en la Plaza de Bolívar en Bogotá.
“Hasta ahora ningún puesto de votación ha sido trasladado por cuestiones de seguridad (…) hace muchísimas décadas que eso no sucedía, o sea que van a ser las elecciones más seguras”, aseguró el mandatario.
“Junto con las elecciones de marzo pasado para elegir al nuevo Congreso, cumpliremos el primer ciclo completo de elecciones nacionales sin la amenaza del conflicto armado” con las FARC, dijo Santos la víspera de esta elección que llamó a más de 36 millones de electores a votar hasta las 16 horas.
La abstención, que históricamente ha rondado el 50%, podría volver a ser protagonista.
Paradójicamente, el acuerdo de paz con el que fuera el grupo rebelde más poderoso de América, hoy partido político, fracturó a este país de 49 millones de habitantes. Dos candidatos que representan polos opuestos asoman como los favoritos entre seis aspirantes.
El derechista Iván Duque (41 años), que defiende valores tradicionales y aboga por reducir impuestos a empresas, y el exguerrillero Gustavo Petro (58), que promete profundas reformas económicas, entre ellas gravar la tierra improductiva que en buena parte pertenece a terratenientes.
El senador Duque, hijo político del expresidente Álvaro Uribe (2012-10), obtenía el 39,11% de los votos y Petro, exalcalde de Bogotá y exguerrillero de la disuelta guerrilla M-19, el 25,10%, con el 99,19% de las mesas escrutadas, según la autoridad electoral.
El exgobernador de centro Sergio Fajardo quedó en tercer lugar con el 23,77% de los sufragios.
Hasta hace una semana, cuando por ley se dejaron de publicar mediciones, ninguna encuesta anticipaba una definición en primera vuelta en una nación históricamente gobernada por la derecha.
Si no fallan los sondeos, habrá que esperar hasta la segunda ronda el 17 de junio para conocer al futuro gobernante de la cuarta economía latinoamericana y el primer exportador mundial de cocaína.
Las mesas de votación abrieron a las 08:00 de la mañana en un clima seguro, según dijo el presidente Juan Manuel Santos tras votar en la Plaza de Bolívar en Bogotá.
“Hasta ahora ningún puesto de votación ha sido trasladado por cuestiones de seguridad (…) hace muchísimas décadas que eso no sucedía, o sea que van a ser las elecciones más seguras”, aseguró el mandatario.
“Junto con las elecciones de marzo pasado para elegir al nuevo Congreso, cumpliremos el primer ciclo completo de elecciones nacionales sin la amenaza del conflicto armado” con las FARC, dijo Santos la víspera de esta elección que llamó a más de 36 millones de electores a votar hasta las 16 horas.
La abstención, que históricamente ha rondado el 50%, podría volver a ser protagonista.