Los Juegos Olímpicos de Tokio están enfrentando una tremenda polémica extradeportiva. Todo por el bullado caso de Krystsina Tsimanouskaya, atleta bielorrusa de 24 años, quien formuló una petición de asilo luego de acusar a su país de intentar “secuestrarla” para llevarla de vuelta. Tsimanouskaya pidió protección a la policía del aeropuerto tokiota de Haneda, mientras algunos miembros del Comité Olímpico Bielorruso la llevaron hasta allí en contra de su voluntad para embarcarla en un avión de vuelta a su país.
La atleta envió un mensaje en video pidiendo ayuda al Comité Olímpico Internacional (COI) y a Tokio 2020 y pasó la noche en un hotel del aeropuerto y se encuentra “en un sitio en el que se siente segura y están cuidando de ella”, según reveló este lunes el portavoz del COI, Mark Adams.
La organización no ha querido dar muchos detalles, aduciendo que el caso está en investigación y que están haciendo todo lo posible por conocer sus peticiones. Las autoridades locales también están al tanto del incidente: el vocero de gobierno nipón, Katsunobu Kato, afirmó que la atleta se encuentra “en una situación segura con la cooperación de las organizaciones pertinentes”.
Tsimanouskaya inicialmente debía correr este lunes en la prueba de los 200 metros planos, tras haber participado en los 100 metros tres días atrás. La deportista también figuraba en la lista del relevo 4×400 metros del 5 de agosto, una prueba en la que no estaba originalmente previsto que participara y para la que no había entrenado. La joven reflejó su insatisfacción y comentarios críticos con su entrenador en sus redes sociales, lo que detonó el intento de deportación.
La atleta manifestó que teme por su seguridad si vuelve a Bielorrusia, donde se ha recrudecido la represión del régimen dirigido por Aleksandr Lukashenko con sus críticos, incluidos los deportistas que participaron en protestas contra su reelección. Tsimanouskaya fue una de las atletas que más condenó la violencia en las protestas y expresó su apoyo a las manifestaciones en favor de la democracia. Tanto el presidente Lukashenko como su hijo, Viktor, presidente del Comité Olímpico Bielorruso, fueron vetados para asistir a los Juegos de Tokio debido a su actitud hacia los deportistas críticos.
Tras conocer la noticia, el gobierno polaco oficializó inmediatamente su apoyo a la atleta y le ofreció asilo. El viceministro de Relaciones Exteriores, Marcin Przydacz, ratificó que una visa humanitaria ya está en trámite. “Krystina Tsimanouskaya, una atleta bielorrusa, ya está en contacto directo con los diplomáticos polacos en Tokio; ha recibido una visa humanitaria”, publicó en sus redes sociales la autoridad. “Polonia hará todo lo necesario para ayudarla (a Tsimanouskaya) a continuar su carrera deportiva: Polonia siempre es sinónimo de solidaridad”, remarcó. El incidente de Tsimanouskaya se produce pocos días después de que Lukashenko arremetiera contra los deportistas bielorrusos por su bajo rendimiento en Tokio
