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Los múltiples nacimientos de Gabriela Mistral de la mano del movimiento feminista

Este miércoles 7 de abril se conmemora el natalicio de la poeta y Premio Nobel, figura histórica y política que, a través del tiempo, sigue siendo disputada y resignificada. “En dictadura se instaló el discurso de que Gabriela Mistral era ‘la madre de Chile’”, explicó la académica de la Universidad de Chile, Soledad Falabella.
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“Gabriela Mistral es un permanente pozo de reconocimiento”, reflexionó Alejandra Araya, directora del Archivo Central Andrés Bello e investigadora de la historia de Gabriela Mistral, una figura que en su natalicio número 132, parece venir saliendo de nuevo nacimiento. “Es el movimiento feminista el que la releva a la posición en la que está hoy”, añadió Soledad Falabella, académica de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la misma casa de estudios.

Gabriela Mistral, el seudónimo de Lucila Godoy Alcayaga, nacida en 1889 en Vicuña, conocida por todas y todos por su autoría de poemas y rondas infantiles, es mucho más que eso. La pensadora y escritora, tiene una larga trayectoria diplomática y política previa a la entrega del Premio Nobel en 1945. “Se entiende que se le asocie a la figura de la niñez, porque le tocó enfrentar en sus labores políticas en México y luego como cónsul en Europa, los efectos de políticas autoritarias en la vida y salud de niños y niñas; pero su labor es mucho más grande que eso”, profundizó Araya. En Chile, agrega, “se ha hecho una disección entre la poeta, y la mujer, que -como ella misma decía que la categorizaban algunos- ‘cerebril’”.

Este lado cerebril, explicó Falabella, tiene asidero también en la fama que, con el tiempo, fue desarrollando como columnista en prestigiosos medios como La Nación de Buenos Aires, el Excélsior de México, ABC de España, y otros medios en Latinoamérica de ese tipo. “Ella era una mujer proletaria. Literalmente, no tenía nada más que su obra. Ella vivía de sí misma, y llegó muy lejos”.

Tanto así que en el año 1954 la Universidad de Columbia le otorgó el Doctorado Honoris Causa por su trayectoria y su contribución a la literatura; mismo año en el que nuestro plantel le otorgó también este reconocimiento, específicamente, el 9 de septiembre de ese año. Luego, tres años después, Mistral volvería a la Casa de Bello, esta vez para su multitudinaria despedida, cuando sus restos fueron velados en el Salón de Honor en enero de 1957.

Hoy la U. de Chile custodia en el Archivo Central Andrés Bello los manuscritos del poema “Los Sonetos de la Muerte”. El borrador fue donado por Laura Rodig (1901-1972) escultora, pintora y secretaria personal de Gabriela Mistral, a la Fundación Pablo Neruda para el estudio de la poesía perteneciente a la Universidad de Chile. Asimismo, denominó a su espacio Museal ubicado en el primer piso de su Casa Central, con el nombre de la intelectual. 

EL RENACER DE GABRIELA MISTRAL

Karen Vergara, creadora del proyecto Mistralianas, enfatizó que hoy “el impacto de Gabriela Mistral sigue más vigente que nunca”. Esto porque “sus lecturas han resultado atemporales porque la crisis social en Chile viene desde los principios de la República. Desigualdad, hambre, indiferencia: esta tríada nos persigue, y personalmente marcó mucho a Mistral”. Ejemplo de ello es que en “Pasión de Enseñar” aparece explícitamente “una reflexión acerca de su precariedad como maestra, la que revela un miedo profundo a no tener nada con lo cual sostener a su madre, ni a ella misma”.

“Esta relectura de Mistral se puede asociar al movimiento feminista, incluso mucho antes del mayo del 2018, que es cuando explota esta concepción liberadora de Mistral”, advirtió Falabella, señalando que “el movimiento feminista incluso en dictadura relevó la figura de la poeta”. Esta relectura, especifica la académica de la Facultad de Filosofía y Humanidades, “empieza en la década de los ‘90, específicamente el año ‘93, con un congreso organizado por grandes exponentes como Soledad Fariña, Raquel Olea y Eliana Ortega”.

En el contexto reciente, específicamente en las movilizaciones feministas y luego en el estallido social, “se volvieron a manifestar muchas consignas relacionadas al pensamiento crítico mistraliano, lo que se tradujo en stencils, rayados, intervenciones urbanas, teatro, talleres de lectura y más, que nos llevan a pensar a Mistral desde otros márgenes, y a reapropiarnos de su pensamiento para sostenerla y recordarla”, relevó Vergara.

En este contexto destaca la imagen de la Premio Nobel vestida con ropa actual y sosteniendo una bandera, además de usar el pañuelo verde relacionado a la lucha por el aborto libre. “Esta reaparición gráfica de ella es demasiado notable”, valoró Araya, “porque se la resignifica también en la imagen, como una mujer vital, joven; en comparación con los retratos anteriores, en los que no la habíamos visto sonriendo o gozando más que por el contacto con los niños”. Ahora, “gracias al trabajo de otras mujeres, vemos una Mistral apasionada”, incluyendo “su vida amorosa con otras mujeres”.

Es así como las tres estudiosas de la vida y obra de Mistral, coinciden en que la obra poética de Gabriela, así como su dimensión como política, educadora y comunicadora, contiene un discurso muy actual. “Los grandes temas que impulsan las movilizaciones del 18 de octubre y del mayo feminista, ya estaban instalados la poesía y los escritos de Gabriela Mistral. La justicia social, la crítica a la elite gobernante, la educación pública, de calidad, y universal, los derechos de las mujeres y de los niños y el reconocimiento de los pueblos indígenas, están. Incluso, los encontramos casi en los mismos términos en los que alegamos hoy: en un lenguaje muy rudo, y fuerte”, cerró la académica Falabella.

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