El magistrado pronunció un discurso en el marco de un nuevo juramento de abogados. Esta fue la décima séptima ceremonia del presente año, ascendiendo a 841 los profesionales titulados a la fecha.
Muños puso el acento en que todas las autoridades llegan a su cargo a servir a la ciudadanía, lo que eleva el estándar de su comportamiento privado y público. “Se ha dicho que a mayor autoridad menor intimidad. Sobre todo a mayor autoridad mayor consecuencia entre lo que se dice y se hace”, expresó.
“La publicidad y transparencia corresponde proporcionarla sin reserva en el ejercicio de nuestras competencias, pero al mismo tiempo reclamarla por la ciudadanía, teniendo en cuenta que aquello que no es posible poner sobre la mesa y expresar en una plaza pública, es un signo que no se puede hacer”, agregó.
“El Poder Judicial se ha empeñado en proyectar lo anterior con fuerza. Al mismo tiempo ha promovido el respeto de la ética, la probidad y la legalidad. Hechos como los investigados en la jurisdicción de Rancagua, nos permiten advertir que la tarea siempre está en construcción, nunca es suficiente instar por el respeto de aquellos principios en el ejercicio de la función judicial”, argumentó.
El ministro puso de relieve que “en un estado democrático de derecho al juez se le exige que se esfuerce por encontrar la solución justa y conforme a derecho para el caso jurídico que está bajo su competencia, labor que se le ha confiado por la demostración de una conducta honesta. Esta confianza no es graciosa, se debe mantener día a día, es uno de los aspectos que le otorga legitimidad social a la labor de cada juez”, enfatizó.
La autoridad destacó la función judicial “se complementa con el respeto de elevados requerimientos morales del juzgador”. “Dado que las normas éticas son inmanentes, que incluso no requieren declaración, las personas tienen plena claridad de lo que constituye un actuar correcto, en especial por el interés que guía su conducta, debido a lo cual – se ha dicho – no es necesario establecer reglamentos rígidos que contengan tales principios”, apuntó.
Llamó también a la ciudadanía a tomar una actitud protagonista en el control social de la función de los magistrados. “Es labor de los abogados, al igual que de toda la ciudadanía, observar la conducta de los jueces, de esta manera podremos seguir fortaleciendo nuestra institución para lograr la tan anhelada excelencia judicial, que no es nada más y nada menos que obrar conforme a los valores y principios que nos proporciona la ética”.
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