El huracán Helene dejó al menos 180 muertos en seis estados del sureste de Estados Unidos, convirtiéndose en el huracán más letal desde Katrina. Carolina del Norte fue la más afectada, con 91 fallecidos, seguida de otros estados como Carolina del Sur, Georgia y Florida. La tormenta, con vientos de hasta 225 km/h, causó devastación en zonas rurales y urbanas, dejando a muchas comunidades sin electricidad, agua y servicios esenciales.