La popular ciudad italiana de Venecia se convirtió este jueves en la primera urbe en la que se deberá pagar para entrar. La medida tendría como objetivo el combate del turismo masivo y el cuidado de la ciudad, sin embargo, sus habitantes no estarían de acuerdo, por lo que su aplicación mantiene un panorama complejo.
El precio del “peaje” tiene un costo de cinco euros ($5.000) y ya presenta algunos problemas: De las 171.000 personas registradas en el nuevo portal de venta de entradas, solo 40.000 habían pagado el ticket, mientras que el resto estuvo exento de pago debido a diversos motivos, como visitas médicas, alojamiento en hoteles o simplemente por ser ciudadanos de la región del Véneto.
Hasta el momento, el ingreso a la ciudad se extenderá por 29 días y solo será posible con reserva y pago para aquellos que no se hospeden en el lugar. Su entrada no contará con torniquetes y se dispondrán cerca de 200 inspectores municipales que verificarán de forma aleatoria el código QR de los tickets.
Las multas para los infractores van desde los 30 euros ($30.000) a los 500 euros ($508.000).
La instauración de la medida no ha estado exenta de críticas. El concejal Giovanni Andrea Martini, líder de “Toda la ciudad unida”, que lidera las protestas contra la disposición, indicó a EFE que “no va a funcionar, porque no se ha puesto un límite y bastará pagar. No son los 5 euros los que limitarán el turismo”.
Bajo su visión, crea “un problema de privacidad para los ciudadanos al tener que explicar tus movimientos o a quien alojas en tu casa”.
“Se trata sólo de un modo de monetizar sin resolver el problema porque no se ha puesto un límite a la entrada”, complementó el también concejal y portavoz de la asociación “25 de abril”, Marco Gasparinetti.
“Se aplica sólo hasta las 16:00 (horas), lo que significa castigar a las familias y dejar total libertad a los que vienen a emborracharse, a celebrar las despedidas de soltero, a ese turismo molesto para los habitantes”, agregó.
Por su parte, el alcalde Luigi Brugnaro, salió a la defensa de su iniciativa, subrayando que “nadie quiere cerrar la ciudad y si alguien quiere venir esos días, puede hacerlo pagando 5 euros y reservar la visita. Esto nos dará datos reales e importantes: cuántos visitantes, de dónde vienen, cuántas exenciones y mucho más, una herramienta importante para entender cómo organizar los servicios”.