“Los hospitales necesitan ayuda humanitaria, la situación es crítica”, dijo a los medios de comunicación presentes allí la delegada sindical de la maternidad Concepción Palacios, Silvia Bolívar, junto a decenas de trabajadores.
“No tenemos ni siquiera elementos de limpieza, ni cómo garantizar la calidad de vida de los pacientes”, añadió la dirigente.
Gritando consignas como “¡Bachelet, mira para acá, los presos políticos quieren libertad!”, unas 300 personas se manifestaron frente a la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). A la fecha hay unos 687 detenidos por razones políticas, de acuerdo con la ONG Foro Penal, pero el gobierno del presidente Nicolás Maduro niega que haya “presos políticos”. La indignación de los ciudadanos se debe a que la agenda de la máxima representante para los derechos humanos del organismo multilateral, no contempla un recorrido por las zonas del país que retratan la profunda crisis que vive su gente. “Espero que la visita de la señora Bachelet sea una oportunidad para los presos políticos. Mi hijo luchó por un cambio en el país”, declaró a la AFP Laudelina Romero, madre de un procesado por un asalto a un cuartel en la localidad de Naguanagua (norte) en agosto de 2017.
Extrabajadores petroleros en huelga de hambre desde el 30 de mayo, también protestaban frente a la vicepresidencia, clamando los buenos oficios de Bachelet en su reclamo por pagos salariales atrasados.
Venezuela está hundida en una crisis caracterizada por escasez de medicinas, insumos hospitalarios y otros bienes básicos, así como por una hiperinflación que el FMI proyecta en 10.000.000% para 2019 y que ha destruido los salarios.
Según la ONU, debido a ello un cuarto de la población -equivalente a siete millones de personas- requiere ayuda humanitaria urgente.