Llega la hora de dormir para los niños y el catálogo mental de los papás a la hora de contar un cuento suele estar agotado. Un chileno de paso por Japón y Alemania ideó una solución al alcance del celular que ofrece cuentos interactivos clasificados por distintos niveles de edad y contenidos.
Kidint es una app desarrollada en América Latina y creada por un chileno, Luis Loyola, junto a un conjunto de colaboradores para dispositivos móviles en todo sistema operativo.
La plataforma cuenta con más de 100 cuentos infantiles en 3 idiomas (español, inglés y portugués) y busca fomentar el placer por la lectura en niños de 0 a 7 años a través de entretenidas historias que cautivan a los niños desde el relato, la lectura y la ilustración.
Entre otras funciones, Kidint ofrece actividades sugeridas para padres e hijos, grabación de voz de los padres para que ellos narren los cuentos, medallas de reconocimiento, lectura en modo karaoke y preguntas sobre los cuentos, entre otros.
Si bien la aplicación no es gratuita, Kidinit cuenta con un primer mes de prueba sin costo antes de acceder al servicio con todas sus características por $1.990.
Luis Loyola, su creador cuenta que tras su paso por Japón y Alemania, pensó en una solución que fuera no sólo entretención para los niños, sino un aporte para padres y para el desarrollo conjunto de ambas partes.
“Los padres somos en general malos para contar cuentos y no es nuestra culpa. A muchos de nosotros nadie nos enseñó la gran importancia que ostenta el rol del mediador o “cuenta cuentos” en la estimulación de la imaginación y creatividad de un niño pequeño. No hay mejor herramienta para fomentar la lectura en los niños que el estímulo que le pueden brindar sus propios padres”, dice sobre un error recurrente en el que muchos padres confían un 100% la educación de sus hijos al colegio, “siendo que la educación primordial siempre debe realizarse en el hogar”.
“Hay muchos temas que pueden parecer aburridos como la historia o la ciencia pero que bien contados, con una linda historia detrás, pueden motivar a un niño para estudiar más del tema o incluso inspirar su desarrollo profesional futuro”, sostiene.
– ¿Qué factores a favor y en contra crees que hay en términos de la educación preescolar en Chile y estos países del G7 que conociste?
-Mi impresión es que en Japón existe un mayor estímulo en lo referido a música y a los deportes en general. Muchos niños comienzan con aprendizaje de piano o violín y con clases de natación o ballet a los 3 años. La educación pública en Japón es prácticamente gratuita (se cancela de acuerdo a nivel de ingreso de los padres) y cuenta con una infraestructura que en muchos casos supera a los colegios caros de Santiago.
En cuanto al uso de la tecnología, es normal ver en colegios japoneses a niños mayores de 3 años interactuando con aplicaciones en tablets que los profesores utilizan como apoyo en sus clases. Un punto que rescato en Chile es que los padres participan mucho más en las actividades del colegio y son mucho más sociables entre ellos. Es normal juntarse en la casa de un papá a hacer un asado, por ejemplo. Ese tipo de reuniones que son muy entretenidas no se hacen en Japón.
-¿Qué áreas del desarrollo cognitivo en niños podrían ser consideradas por desarrollos como Kidint?
-Nuestra aplicación viene con preguntas y actividades basadas en la teoría psicológica de Inteligencias Múltiples, formulada hace unos 30 años por el profesor de Harvard University Dr. Howard Gardner. Es un marco teórico que nos gusta ya que establece que todo ser humano tiene muchos tipos de inteligencia y no uno solo. Dentro de los cuentos, tratamos de fomentar cuatro componentes de inteligencia descritas en esta teoría: razonamiento lógico-matemático, capacidad lingüística, inteligencia musical y capacidad visual-espacial.
Los padres pueden realizar un seguimiento en tiempo real sobre los libros que el niño ha leído y las preguntas o actividades ha realizado. Esto permite a los padres poder apoyar de mejor forma a sus hijos en su proceso de desarrollo. De colegios nos han preguntado si es posible reemplazar las dimensiones de evaluación por otras como los objetivos curriculares del Ministerio de Educación. Esto es totalmente factible y no requiere mucho esfuerzo de nuestra parte. Es algo que estamos evaluando para una futura versión orientada hacia colegios.
AUTOR: Carlos Salazar
FUENTE: La Nación