Los fiscales de la Operación Lava Jato, están bajo sospecha de usar el caso Lava Jato como un medio para perjudicar cualquier opción política del expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva y el Partido de los Trabajadores (PT).
Así lo planteó el sitio The Intercept Brasil al publicar una serie de mensajes de Whatsapp entre los persecutores, que develarían sus intentos por evitar que el exgobernante, quien cumple una condena de 8 años y 10 meses de cárcel por delito de corrupción.
La Operación Lava Jato, realizada en 2014, condenó o sentó en el banquillo a centenas de políticos de primer plano como la exmandataria y sucesora de Lula, Dilma Rousseff, y a empresarios implicados en una vasta red de corrupción centrada en la firma Petrobras.
Durante el juicio da Silva siempre se declaró inocente y denunció una “persecución judicial” para impedir que su fuerza política volviera al poder.
La bomba informativa que pone en duda la acción de los persecutores y quienes entonces lideraban el caso, el actual ministro de Justicia, Sergio Moro, muestra mensajes enviados entre estos en los últimos años.
Entre ese intercambio destaca una serie de octubre pasado, cuando los fiscales obraron para impedir que Lula, encarcelado desde abril de 2018, fuera entrevistado por temor a que pudiese beneficiar a su delfín Fernando Haddad en las elecciones presidenciales ganadas por el presidente Jair Bolsonaro, quien nombró a Moro en el cargo.
Lula, incluso entre rejas, era el favorito en los sondeos hasta que su candidatura fue invalidada en septiembre por la justicia electoral.
El asunto incendió las redes sociales, con dos etiquetas: “#EuApoioLavaJato” y “#EuApoioTheInterceptBR” (“YoApoyoLavaJato” y “YoApoyoTheInterceptBR”).
El concejal e hijo del jefe de Estado, Carlos Bolsonaro, se sumó a la batalla en defensa de los persecutores. “¿Será una impresión mía, o solamente en Brasil cierta prensa usa una invasión ilegal de algo privado, ignorando la invalidación judicial y la ilegalidad, sin que le importe divulgar con el único fin de quemar al gobierno de Bolsonaro y de defender al sistema?”, dijo.
Otras conversaciones muestran que el principal fiscal de la fuerza tarea de Lava Jato, Deltan Dallagnol, estaba preocupado por la solidez de las acusaciones presentadas contra Lula para condenarlo como beneficiario de un apartamento en el litoral paulista entregado por una constructora a cambio de contratos con la estatal Petrobras.
Pero “los fiscales de Lava Jato no van a doblegarse a la invasión inmoral e ilegal, a la extorsión y a la tentativa de exponer y perturbar sus vidas personales y profesionales”, agregaron.
Moro consideró por su lado que en los mensajes que lo citan “no se vislumbra ninguna anormalidad de direccionamiento de actos en tanto que magistrado, a pesar de ser sido sacadas de contexto y de su sensacionalismo”.
Su actuación acentuó el desprestigio del sistema político, abriendo un espacio que ocupó Bolsonaro con un discurso antisistema. Tras ganar los comicios, el exmilitar designó a Moro ministro de Justicia y Seguridad Pública.
La consultora financiera MCM consideró este lunes que las filtraciones “repercutirán en la esfera política”.
El caso representa “un nuevo desgaste para el ministro Moro y su agenda anticorrupción” y “fortalece el discurso del PT de que Lula fue condenado injustamente”, añadió.
Infinity Assets -otra consultora-, se muestra en cambio menos alarmada e indica que los juristas a los que consultó “fueron enfáticos en decir que se trata de conversaciones en off, por lo tanto de tipo privado, nada fuera de lo habitual en procesos de la dimensión de Lava Jato”.
“Obviamente, a falta de algo más concreto, la oposición tratará de sacar provecho, pero su espacio es restringido”, concluye.
Así lo planteó el sitio The Intercept Brasil al publicar una serie de mensajes de Whatsapp entre los persecutores, que develarían sus intentos por evitar que el exgobernante, quien cumple una condena de 8 años y 10 meses de cárcel por delito de corrupción.
La Operación Lava Jato, realizada en 2014, condenó o sentó en el banquillo a centenas de políticos de primer plano como la exmandataria y sucesora de Lula, Dilma Rousseff, y a empresarios implicados en una vasta red de corrupción centrada en la firma Petrobras.
Durante el juicio da Silva siempre se declaró inocente y denunció una “persecución judicial” para impedir que su fuerza política volviera al poder.
La bomba informativa que pone en duda la acción de los persecutores y quienes entonces lideraban el caso, el actual ministro de Justicia, Sergio Moro, muestra mensajes enviados entre estos en los últimos años.
Entre ese intercambio destaca una serie de octubre pasado, cuando los fiscales obraron para impedir que Lula, encarcelado desde abril de 2018, fuera entrevistado por temor a que pudiese beneficiar a su delfín Fernando Haddad en las elecciones presidenciales ganadas por el presidente Jair Bolsonaro, quien nombró a Moro en el cargo.
Lula, incluso entre rejas, era el favorito en los sondeos hasta que su candidatura fue invalidada en septiembre por la justicia electoral.
El asunto incendió las redes sociales, con dos etiquetas: “#EuApoioLavaJato” y “#EuApoioTheInterceptBR” (“YoApoyoLavaJato” y “YoApoyoTheInterceptBR”).
El concejal e hijo del jefe de Estado, Carlos Bolsonaro, se sumó a la batalla en defensa de los persecutores. “¿Será una impresión mía, o solamente en Brasil cierta prensa usa una invasión ilegal de algo privado, ignorando la invalidación judicial y la ilegalidad, sin que le importe divulgar con el único fin de quemar al gobierno de Bolsonaro y de defender al sistema?”, dijo.
Otras conversaciones muestran que el principal fiscal de la fuerza tarea de Lava Jato, Deltan Dallagnol, estaba preocupado por la solidez de las acusaciones presentadas contra Lula para condenarlo como beneficiario de un apartamento en el litoral paulista entregado por una constructora a cambio de contratos con la estatal Petrobras.
REVELACIONES “TENDENCIOSAS”
La fuerza tarea de Lava Jato en el Ministerio Público Federal (MPF) reconoció que “sus miembros fueron víctimas de una acción criminal de un hacker” y afirmó que la publicación de los mensajes es “tendenciosa y tiene la intención de atacar a la Operación”.Pero “los fiscales de Lava Jato no van a doblegarse a la invasión inmoral e ilegal, a la extorsión y a la tentativa de exponer y perturbar sus vidas personales y profesionales”, agregaron.
Moro consideró por su lado que en los mensajes que lo citan “no se vislumbra ninguna anormalidad de direccionamiento de actos en tanto que magistrado, a pesar de ser sido sacadas de contexto y de su sensacionalismo”.
HADDAD: “UNA GRAN FARSA”
Haddad exigió una investigación sobre lo que podría convertirse en “el mayor escándalo institucional de la historia de la República”.Su actuación acentuó el desprestigio del sistema político, abriendo un espacio que ocupó Bolsonaro con un discurso antisistema. Tras ganar los comicios, el exmilitar designó a Moro ministro de Justicia y Seguridad Pública.
MERCADOS ATENTOS
Dichas revelaciones caen en momentos en que Bolsonaro trata de dejar atrás las querellas dentro de su propio campo para avanzar con las reformas económicas que los mercados consideran indispensables para dinamizar al país, amenazado por la recesión.La consultora financiera MCM consideró este lunes que las filtraciones “repercutirán en la esfera política”.
El caso representa “un nuevo desgaste para el ministro Moro y su agenda anticorrupción” y “fortalece el discurso del PT de que Lula fue condenado injustamente”, añadió.
Infinity Assets -otra consultora-, se muestra en cambio menos alarmada e indica que los juristas a los que consultó “fueron enfáticos en decir que se trata de conversaciones en off, por lo tanto de tipo privado, nada fuera de lo habitual en procesos de la dimensión de Lava Jato”.
“Obviamente, a falta de algo más concreto, la oposición tratará de sacar provecho, pero su espacio es restringido”, concluye.