El grupo norirlandés Wrightbus, fabricante de los emblemáticos autobuses rojos de dos plantas y que son uno de los atractivos de Londres, se declaró este miércoles en suspensión de pagos y busca comprador, informó un portavoz de la compañía.
La empresa había suministrado los nuevos modelos del célebre vehículo de pasajeros a la corporación del transporte londinense cuando era alcalde Boris Johnson, ahora primer ministro del país.
Fundado en 1946 en la localidad norirlandesa de Ballymena, este grupo especializado en máquinas bajas emisiones, es uno los principales empleadores de la provincia británica, cuya economía ya se ve amenazada por la incertidumbre que rodea al Brexit.
El sindicato Unite predijo la destrucción de 1.300 puestos de trabajo y advirtió que 3.400 empleos indirectos están también amenazados.
El proceso de insolvencia correrá a cargo de la firma Deloitte, afirmó a la AFP un portavoz de Wrightbus, que buscará un potencial comprador.
Asfixiada por la falta de liquidez, la firma llevaba algún tiempo buscando inversiones o un nuevo propietario.
En 2016, la compañía obtuvo un contrato de 62 millones de libras (77 millones de dólares, 70 millones de euros) para fabricar la nueva generación de vehículos londinenses.
Con un diseño actualizado, estos icónicos autobuses rojos fueron apodados “autobuses Boris” y se convirtieron en un proyecto emblemático del entonces alcalde. Pero sufrieron varios problemas de sobrecostos y diseño, incluidos graves problemas de ventilación.