La “invasión” de los carpinchos en el sector de Nordelta, uno de los barrios privados más acomodados de Argentina, definitivamente llegó para quedarse. La masiva proliferación de estos enormes roedores ya comienza a tomarse con un tono de resignación en la localidad ubicada en Tigre en la provincia de Buenos Aires.

“Tenemos que aprender a convivir con ellos, no son animales agresivos. Con una reserva de 20 o 30 hectáreas es suficiente para mantener la diversidad. Son animales indefensos, los acorralamos, les quitamos su hábitat y ahora nos quejamos porque nos invaden”, asegura Perla Paggi a la agencia AFP.

Nordelta es un exclusivo complejo habitacional de una dimensión de 1.600 hectáreas sobre una superficie que en el pasado fue un humedal. De ahí la razón de los constantes avistamientos de este animal, considerado el roedor más grande del mundo.

“Los carpinchos estuvieron siempre aquí. Veíamos uno que otro de vez en cuando. Pero hace tres o cuatro meses que (los constructores) fueron por los últimos reductos que les quedan y ocurrió la estampida”, ratifica Paggi, una vecina de Nordelta que aboga por su preservación frente a los que derechamente no quieren compartir con ellos.

El rechazo se debe a los accidentes que han provocado en las vías urbanas, además de atacar a mascotas. Hace algunas semanas un perro schnauzer se salvó de milagro gracias a la intervención de un vecino.

La plaga tiene a todos los vecinos preocupados, pero también divididos en torno a qué solución llegar: algunos postulan la creación de una reserva natural de flora y fauna, donde estos animales que pesan entre 60 y 80 kilos puedan vivir sin generar problemas a los residentes.

Lo cierto es que deben resolver rápido, ya que el número de ejemplares crece día a día: el carpincho tiene camadas de hasta seis crías por temporada, lo que hace aún más difícil la convivencia en la zona.