Acusado por Taylor Swift de impedirle cantar sus propias canciones, su antiguo sello discográfico negó este viernes los señalamientos y contraatacó acusando a la cantante de instrumentalizar a la opinión pública y a sus fans.
Se trata de una nueva fase en el litigio que enfrenta a la princesa del pop y al magnate de la industria musical Scooter Braun.
En junio, la compañía de este último, Ithaca Ventures, compró el sello disquero Big Machine, que tiene los derechos de las grabaciones de los primeros seis álbumes de Swift.
Al culminar el contrato en noviembre de 2018, la artista se unió a Universal, con el que lanzó su séptimo álbum, “Lover”, y explicó públicamente que Big Machine no le había permitido recuperar los derechos de sus grabaciones.
El jueves, Swift acusó en una publicación de blog a Scooter Braun y Scott Borchetta, fundador de Big Machine, de haber advertido a su equipo que ella no estaba autorizada a cantar sus viejas canciones en la televisión.
Según ella, los dos empresarios le dijeron que tendría que “volver a grabar” su música antes de tener de nuevo el derecho a interpretarla “el próximo año”.
En agosto, Swift, quien inició su carrera como intérprete de música country, anunció que quería volver a grabar sus temas para recuperar el control de sus obras, un proyecto que confirmó el jueves.
De acuerdo con Swift, esas amenazas podrían impedirle cantar un puñado de sus grandes éxitos en los American Music Awards (AMA), que le otorgarán el galardón al artista de la década el 24 de noviembre.
También la privan de usar temas y videos antiguos en un documental sobre su vida producido por Netflix, dijo la artista.
El viernes, Big Machine calificó las declaraciones de Swift como “información falsa”.
“Nunca dijimos que Taylor no podía cantar en los AMA o bloqueamos su documental Netflix”, aseguró la compañía discográfica en un mensaje publicado en su sitio web. “Además, no tenemos el derecho de impedirle que cante en vivo o en cualquier lugar”.
El sello afirmó que la cantante le debe, contractualmente, “millones de dólares”.
Según la compañía, ambas partes habían sostenido conversaciones en los últimos meses. “Eramos optimistas sobre una posible resolución hasta ayer”, dijeron.
Los ejecutivos le reprochan haber “apelado a sus fanáticos de manera calculada, lo que tiene consecuencias importantes para la seguridad de nuestros empleados y sus familias”.
Sin embargo, hicieron un nuevo llamado al diálogo, pese a que la artista ha rechazado hasta el momento un intercambio directo, sostienen.
Después de sus señalamientos públicos, Taylor Swift recibió una ola de apoyo en las redes sociales. “Scott y Scooter, saben lo que tienen que hacer”, publicó la supermodelo Gigi Hadid en Twitter. “¡Taylor y sus fans merecen rendir homenaje a su música!”
Se trata de una nueva fase en el litigio que enfrenta a la princesa del pop y al magnate de la industria musical Scooter Braun.
En junio, la compañía de este último, Ithaca Ventures, compró el sello disquero Big Machine, que tiene los derechos de las grabaciones de los primeros seis álbumes de Swift.
Al culminar el contrato en noviembre de 2018, la artista se unió a Universal, con el que lanzó su séptimo álbum, “Lover”, y explicó públicamente que Big Machine no le había permitido recuperar los derechos de sus grabaciones.
El jueves, Swift acusó en una publicación de blog a Scooter Braun y Scott Borchetta, fundador de Big Machine, de haber advertido a su equipo que ella no estaba autorizada a cantar sus viejas canciones en la televisión.
Según ella, los dos empresarios le dijeron que tendría que “volver a grabar” su música antes de tener de nuevo el derecho a interpretarla “el próximo año”.
En agosto, Swift, quien inició su carrera como intérprete de música country, anunció que quería volver a grabar sus temas para recuperar el control de sus obras, un proyecto que confirmó el jueves.
De acuerdo con Swift, esas amenazas podrían impedirle cantar un puñado de sus grandes éxitos en los American Music Awards (AMA), que le otorgarán el galardón al artista de la década el 24 de noviembre.
También la privan de usar temas y videos antiguos en un documental sobre su vida producido por Netflix, dijo la artista.
El viernes, Big Machine calificó las declaraciones de Swift como “información falsa”.
“Nunca dijimos que Taylor no podía cantar en los AMA o bloqueamos su documental Netflix”, aseguró la compañía discográfica en un mensaje publicado en su sitio web. “Además, no tenemos el derecho de impedirle que cante en vivo o en cualquier lugar”.
El sello afirmó que la cantante le debe, contractualmente, “millones de dólares”.
Según la compañía, ambas partes habían sostenido conversaciones en los últimos meses. “Eramos optimistas sobre una posible resolución hasta ayer”, dijeron.
Los ejecutivos le reprochan haber “apelado a sus fanáticos de manera calculada, lo que tiene consecuencias importantes para la seguridad de nuestros empleados y sus familias”.
Sin embargo, hicieron un nuevo llamado al diálogo, pese a que la artista ha rechazado hasta el momento un intercambio directo, sostienen.
Después de sus señalamientos públicos, Taylor Swift recibió una ola de apoyo en las redes sociales. “Scott y Scooter, saben lo que tienen que hacer”, publicó la supermodelo Gigi Hadid en Twitter. “¡Taylor y sus fans merecen rendir homenaje a su música!”