Este nuevo enfrentamiento coloca al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en una delicada situación a menos de dos semanas de las elecciones legislativas del martes 9 de abril, que se anuncian reñidas.
Netanyahu advirtió el martes al movimiento islamista Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, que las Fuerzas Armadas israelíes estaban preparadas para “hacer mucho más” que las decenas de ataques efectuados estos últimos días en represalia por el disparo de un misil que el lunes al alba dejó siete heridos al norte de Tel Aviv.
El primer ministro no descartó, en caso de necesidad, una operación terrestre en Gaza, algo muy arriesgado si se tiene en cuenta el balance de las tres últimas guerras en Gaza.
El alto el fuego anunciado el lunes por Hamas tras una mediación egipcia, pero no confirmado por Israel, se rompió el martes por la noche con tres disparos de cohetes desde Gaza.
Por el momento, se desconoce quiénes fueron los autores de los disparos, que no causaron víctimas.
Uno de los proyectiles fue interceptado por el sistema de defensa antiaéreo israelí, anunció el ejército.
La fuerza aérea israelí replicó con bombardeos contra objetivos en el sur de la Franja de Gaza, incluida una base militar de Hamas y un taller de fabricación de armas en Jan Yunes, anunció el ejército.
Israel volvió a responsabilizar de los disparos de cohetes a “la organización terrorista Hamas”.
“Hamas se equivoca si piensa que no vamos a reaccionar contra los disparos de cohetes, las bombas y las incursiones en la frontera israelí que amenazan la vida de los ciudadanos israelíes”, afirmó el ejército en su cuenta Twitter.
Hamas, la Yihad Islámica y otros grupos armados de Gaza dijeron que el cohete del lunes fue la acción de un “individuo” y reafirmaron “el compromiso de las diferentes facciones para conservar la calma”.