Un médico de la unidad de urgencias de un hospital del norte de Italia fue condenado a cadena perpetua por diez asesinatos, entre ellos los de varios pacientes, informaron este martes fuentes judiciales.
El médico fue condenado pocos meses después de que su amante, una enfermera, fuera condenada también por dos homicidios voluntarios.
Los llamados “amantes diabólicos” fueron procesados por haber administrado cócteles de analgésicos y anestésicos mortales a varios pacientes y parientes.
Si bien los defensores sostuvieron que en algunos casos se trataba de prácticas conformes con los cuidados paliativos habituales, la fiscalía recordó que entre los muertos figuraba una joven internada por una banal dislocación del hombro.
Leonardo Cazzaniga, de 65 años, ex número dos del servicio de emergencias del hospital de Saronno, cerca de Milán, fue declarado culpable del homicidio de ocho pacientes, además de los cometidos contra el esposo y el suegro de su amante, Laura Taroni.
El médico fue absuelto en apelación por otros tres asesinatos.
Por su parte la amante, la enfermera Taroni, de 44 años, madre de dos hijos, fue condenada en apelación en febrero a 30 años de prisión por el asesinato del marido y la madre.
El esposo de Laura Taroni murió en junio de 2013 por una sobredosis de insulina, una sustancia que ella le administró gradualmente por mucho tiempo tras convencerlo de que sufría de diabetes.
“De vez en cuando quiero matar a alguien. Lo necesito …”, decía la enfermera, según las escuchas de la policía.
Durante las investigaciones, los carabineros examinaron cuarenta muertes ocurridas entre 2011 y 2014, cuando Cazzaniga estaba de guardia en la sala de urgencias del hospital.
La “lista negra” incluye el nombre del propio padre, quien murió el 20 de octubre de 2013, mientras estaba hospitalizado con un cáncer terminal.
Encarcelados desde 2016, la pareja anunció que presentará recurso en casación.