Miles de manifestantes se reunieron nuevamente en las cercanías de la Plaza Italia para manifestarse en contra del gobierno de Sebastián Piñera y para reiterar las demandas sociales, cuando ya se cumple dos semanas desde que se inició el estallido social.
La convocatoria era realizar una movilización masiva, similar a la realizada el viernes pasado que reunió a más de un millón de personas. Aunque en esta oportunidad no se llegó a esa cifra, la cantidad de personas fue otra vez multitudinaria.
Decenas de miles de personas se tomaron las principales arterias de Santiago, especialmente la Alameda, para caminar de manera muy pacífica rumbo a la Plaza Baquedano.
A unas 20 cuadras de La Moneda, las banderas chilenas y mapuches ondeaban en el centro de la plaza, mientras las Fuerzas Especiales de Carabineros resguardaban el lugar.
Incluso, pasada las 19:00 horas llegó el grupo de manifestantes que caminaron durante largas horas desde Limache, región de Valparaíso.
Sin embargo, apenas llegaron a ubicarse frente a La Moneda, no alcanzaron a estar más de 10 minutos antes de que Carabineros comenzara a usar carros lanza-agua para retirarlos del lugar. El grupo no logró el objetivo de entregar al palacio de Gobierno una carta con demandas sociales.
Posteriormente, la misma acción realizó Fuerzas Especiales en Plaza Italia, cuando la manifestación se estaba realizando pacíficamente. Los protestantes debieron salir corriendo del lugar, para evitar ser mojados.
“No vamos a bajar los brazos hasta que el gobierno responda por los muertos, nos sentimos traicionados por este gobierno”, dijo a la AFP Marco, estudiante de 22 años que se dirigía a la protesta.
Más temprano, Carabineros dispersó con gases lacrimógenos y agua a estudiantes que se manifestaron frente a la sede del gobierno.
Nueva Constitución, una reforma al sistema de pensiones y salud, todos heredados de la dictadura de Augusto Pinochet son los reclamos que lideran las protestas.
Piñera cambió parte de su gabinete 10 días después de que estallaron las protestas, pero la remoción de ocho ministros incluido el cuestionado titular del Interior, Andrés Chadwick, fueron insuficientes para frenar la crisis.
La convocatoria era realizar una movilización masiva, similar a la realizada el viernes pasado que reunió a más de un millón de personas. Aunque en esta oportunidad no se llegó a esa cifra, la cantidad de personas fue otra vez multitudinaria.
Decenas de miles de personas se tomaron las principales arterias de Santiago, especialmente la Alameda, para caminar de manera muy pacífica rumbo a la Plaza Baquedano.
A unas 20 cuadras de La Moneda, las banderas chilenas y mapuches ondeaban en el centro de la plaza, mientras las Fuerzas Especiales de Carabineros resguardaban el lugar.
Incluso, pasada las 19:00 horas llegó el grupo de manifestantes que caminaron durante largas horas desde Limache, región de Valparaíso.
Sin embargo, apenas llegaron a ubicarse frente a La Moneda, no alcanzaron a estar más de 10 minutos antes de que Carabineros comenzara a usar carros lanza-agua para retirarlos del lugar. El grupo no logró el objetivo de entregar al palacio de Gobierno una carta con demandas sociales.
Posteriormente, la misma acción realizó Fuerzas Especiales en Plaza Italia, cuando la manifestación se estaba realizando pacíficamente. Los protestantes debieron salir corriendo del lugar, para evitar ser mojados.
“No vamos a bajar los brazos hasta que el gobierno responda por los muertos, nos sentimos traicionados por este gobierno”, dijo a la AFP Marco, estudiante de 22 años que se dirigía a la protesta.
Más temprano, Carabineros dispersó con gases lacrimógenos y agua a estudiantes que se manifestaron frente a la sede del gobierno.
Nueva Constitución, una reforma al sistema de pensiones y salud, todos heredados de la dictadura de Augusto Pinochet son los reclamos que lideran las protestas.
Piñera cambió parte de su gabinete 10 días después de que estallaron las protestas, pero la remoción de ocho ministros incluido el cuestionado titular del Interior, Andrés Chadwick, fueron insuficientes para frenar la crisis.