A apenas unos meses del Mundial de rugby de Japón (20 septiembre-2 noviembre), los organizadores tienen como prioridad estar preparados ante cualquier desastre natural, en un archipiélago expuesto especialmente a sismos o tifones.
“En los próximos seis meses vamos a pasar mucho tiempo planificando las medidas de urgencia” en caso de catástrofes naturales, declaró el director del torneo, Alan Gilpin, en una entrevista a la AFP.
Entre las hipótesis a contemplar está, por ejemplo, el riesgo de no poder utilizar un estadio o infraestructuras importantes como los transportes.
Japón es un país especialmente vulnerable ante las fuerzas de la naturaleza en el mes de septiembre, en el momento en el que la competición arranque.
El año pasado, en ese mismo momento del año, un tifón golpeó el aeropuerto de Kansai, cerca de Osaka, mientras que otro provocaba un caos en los transportes, con una suspensión poco habitual de los trenes en Tokio.
Un violento sismo afectó también a la isla septentrional de Hokkaido, matando a más de 40 personas en corrimientos del terreno y provocando un corte de electricidad.
Los riesgos estarán principalmente “en la primera parte del torneo, cuando todavía está la temporada de tifones”, subraya Gilpin.
“Es también el momento en el que habrá más afluencia de público, así que debemos estar preparados”, subraya, citando que a finales de septiembre están programados partidos destacados de la primera fase como el Australia-Gales o el Japón-Irlanda.
“Simplemente hay que contemplar todos los escenarios”, sentencia.
Incluido el que algún partido tenga que ser declarado nulo en el caso de que la meteorología obligue a aplazar partidos de la fase de grupos y luego sea imposible reprogramarlos por lo apretado del calendario.
“Estamos entusiasmados, ahora que pasamos de la fase de los preparativos a la recta final”, destacó.
El balance, por ahora, es positivo en su opinión. El Mundial es percibido como un trampolín de excepción para impulsar el rugby en Asia.
“Habremos hecho progresar este deporte más que si el Mundial hubiera tenido lugar en Inglaterra, Nueva Zelanda o Francia. Por eso estamos aquí”, insiste Alan Gilpin.
Sobre el césped, vaticina grandes duelos. “El nivel de los quince primeros equipos nunca ha estado tan equilibrado”, subraya.
El XV de Francia fue derrotado por primera vez en su historia por Fiyi en noviembre, recordó. Ese mismo mes, Irlanda derrotó a Nueva Zelanda, mientras que Argentina y Australia parecen también con argumentos para lograr algo importante en el torneo.
“Habrá probablemente más nerviosismo en el lado neozelandés que en anteriores Mundiales”, estima el director de Japón-2019.
Los anfitriones nipones pueden también resultar “peligrosos” para los rivales de su grupo, que incluye a Irlanda y Escocia. “Les deseo de todo corazón que lo hagan bien, para que el público japonés disfrute“, afirma.
Por su parte, Gilpin fue preguntado también por la cuestión de los tatuajes, que continúan teniendo mala imagen en Japón, donde tradicionalmente se han asociado a criminales.
Los jugadores “saben que si están en un lugar público es mejor que cubran sus tatuajes y no tienen problemas con ello, no les vamos a dictar las reglas”.
“Se trata de un falso problema para nosotros. No creo que haya ninguna confusión en el seno de los equipos“, concluye Alan Gilpin.
“En los próximos seis meses vamos a pasar mucho tiempo planificando las medidas de urgencia” en caso de catástrofes naturales, declaró el director del torneo, Alan Gilpin, en una entrevista a la AFP.
Entre las hipótesis a contemplar está, por ejemplo, el riesgo de no poder utilizar un estadio o infraestructuras importantes como los transportes.
Japón es un país especialmente vulnerable ante las fuerzas de la naturaleza en el mes de septiembre, en el momento en el que la competición arranque.
El año pasado, en ese mismo momento del año, un tifón golpeó el aeropuerto de Kansai, cerca de Osaka, mientras que otro provocaba un caos en los transportes, con una suspensión poco habitual de los trenes en Tokio.
Un violento sismo afectó también a la isla septentrional de Hokkaido, matando a más de 40 personas en corrimientos del terreno y provocando un corte de electricidad.
Los riesgos estarán principalmente “en la primera parte del torneo, cuando todavía está la temporada de tifones”, subraya Gilpin.
“Es también el momento en el que habrá más afluencia de público, así que debemos estar preparados”, subraya, citando que a finales de septiembre están programados partidos destacados de la primera fase como el Australia-Gales o el Japón-Irlanda.
“Simplemente hay que contemplar todos los escenarios”, sentencia.
Incluido el que algún partido tenga que ser declarado nulo en el caso de que la meteorología obligue a aplazar partidos de la fase de grupos y luego sea imposible reprogramarlos por lo apretado del calendario.
El “falso problema” de los tatuajes
Más allá de esas preocupaciones, Gilpin celebró la disputa de este primer Mundial en una región que no es una de las zonas habituales de los grandes torneos de rugby.“Estamos entusiasmados, ahora que pasamos de la fase de los preparativos a la recta final”, destacó.
El balance, por ahora, es positivo en su opinión. El Mundial es percibido como un trampolín de excepción para impulsar el rugby en Asia.
“Habremos hecho progresar este deporte más que si el Mundial hubiera tenido lugar en Inglaterra, Nueva Zelanda o Francia. Por eso estamos aquí”, insiste Alan Gilpin.
Sobre el césped, vaticina grandes duelos. “El nivel de los quince primeros equipos nunca ha estado tan equilibrado”, subraya.
El XV de Francia fue derrotado por primera vez en su historia por Fiyi en noviembre, recordó. Ese mismo mes, Irlanda derrotó a Nueva Zelanda, mientras que Argentina y Australia parecen también con argumentos para lograr algo importante en el torneo.
“Habrá probablemente más nerviosismo en el lado neozelandés que en anteriores Mundiales”, estima el director de Japón-2019.
Los anfitriones nipones pueden también resultar “peligrosos” para los rivales de su grupo, que incluye a Irlanda y Escocia. “Les deseo de todo corazón que lo hagan bien, para que el público japonés disfrute“, afirma.
Por su parte, Gilpin fue preguntado también por la cuestión de los tatuajes, que continúan teniendo mala imagen en Japón, donde tradicionalmente se han asociado a criminales.
Los jugadores “saben que si están en un lugar público es mejor que cubran sus tatuajes y no tienen problemas con ello, no les vamos a dictar las reglas”.
“Se trata de un falso problema para nosotros. No creo que haya ninguna confusión en el seno de los equipos“, concluye Alan Gilpin.